Pintura con luz
Las últimas obras de Robert Llimós están caracterizadas por la forma en que sintetiza figuras, dibujándolas en el espacio, con segmentos de líneas de colores sobre campos más o menos monocromos construidos también a veces por trazos. Esta exposición explora los antecedentes de esta forma de trabajo reuniendo junto a un grupo de pinturas recientes un numeroso conjunto de obras anteriores.No se trata, pues, y aun ofreciendo casi 200 obras, de una antológica. En realidad, se eluden aspectos característicos de la producción de este artista. Los comisarios (Maria Luïsa Borrás y Francesc Fortuny) se proponen mostrarnos a un Llimós alejado de los presupuestos de la nova figuració, y acometiendo la tarea pictórica desde una perspectiva conceptual. La selección incluye, pues, obras menos conocidas de su autor, y aunque su planteamiento es cuestionable y además algo confuso -da grandes saltos en el tiempo-, nos muestra trabajos de calidad y no solamente interesantes ilustraciones de una tesis.
Robert Llimós
Tecla Sala. Avenida de Josep Tarradellas, 44. l'Hospitalet de Llobregat. Hasta el 18 de julio.
La mayor parte de las obras están fechadas entre 1970 y 1972. En estos años, Llimós produjo obras que podemos dividir en tres apartados: esculturas de lona y metal -zinc, plomo, hierro-; telas abstractas repletas de rayas y caligrafías, y cuadros figurativos -una figuración no académica- de entre los que destacan una serie en la cual la silla es el tema principal.
Otra parte de la exposición agrupa obras fechadas entre 1977 y 1979, en las que, las más de las veces, las líneas constructoras ya han adoptado el color. Estos trabajos están emparentados a los expresionismos abstractos americanos, aunque no rehúyan referencias representacionales ni voluntad de profundidad, y supusieron un antecedente directo en las obras de principios de los ochenta de Miquel Barceló.
. Por último, pueden contemplarse obras recientes (fechadas entre 1990 y 1992), colgadas alrededor de un cuadro precursor clarísimo, el magnífico Collage estiu (de 1979), y de las que hablábamos al principio. Estos cuadros son, según algunos de los exegetas de Robert Llimós, herederos del hedonismo puramente plástico de Matisse y de Suerat. Lo que aquí se nos propone es que, además, responden a una preocupación más o menos constante del artista por hallar una sintaxis capaz de transmitir al lienzo un ideario estético.
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