La debilidad de Miyazawa ante la corrupción le hace perder una moción de censura
La Cámara baja del Parlamento japonés aprobó ayer, con los votos decisivos de 39 diputados del Partido Demócrata Liberal (PDL), en el poder desde 1955, una moción de censura por incumplimiento de programa, contra el Gobierno de Kiichi Miyazawa, quien decidió disolver la Cámara y convocará elecciones generales anticipadas. "El primer ministro es un mentiroso", acusó el líder de la oposición socialista, Sadao Yamaha, durante su intervención parlamentaria. "Traicionó al pueblo al prometer la reforma política e impedir luego que el Parlamento debata ese asunto. Miyazawa no puede gobernar más tiempo este país". En un banco próximo, el aludido, ceñudo y grave, escuchaba los cargos.
La confusión entre las facciones que conforman el conservador partido gubernamental, y la abierta rebeldía de los diputados más interesados en la aplicación de medidas contra la corrupción política para evitar el creciente distanciamiento del partido con su electorado, pueden modificar, en beneficio de la pluralidad, la tradicional correlación de fuerzas que permitió a los liberales perpetuarse en el poder. No se descarta una escisión del partido fundado hace 38 años, al tiempo que se crea un periodo de incertidumbre en plenas vísperas de la cumbre del grupo de los siete países más desarrollados convocada del 7 al 9 de julio en Tokio.El resultado de la votación entre los 475 diputados presentes en la Cámara fue: 255 pertenecientes a la oposición socialista, comunista y centrista, reforzada para la ocasión con los 35 disidentes liberales y otros cuatro diputados de ese mismo partido cuyo apoyo no estaba garantizado, votaron a favor de la moción de censura; se opusieron 220 legisladores.
Miyazawa, de 73 años, que maniobró hasta última hora para evitar su derrota, tiene diez días para convocar elecciones legislativas anticipadas, que deberán celebrarse en un plazo de 40 días. Miyazawa y Tsutomu Hata, líder de la facción liberal que prestó a la oposición sus 35 votos y ministro de Finanzas hasta el pasado mes de diciembre, sostuvieron una reunión de 50 minutos. M¡yazawa propuso una prórroga en el funcionamiento de Parlamento, cuyo período anual de sesiones concluye mañana, para abordar entonces "en detalle" los respectivos proyectos de reforma política. Dos ministros de la facción de Hata, el de Planificación Económica y de Ciencias, le presentaron poco después la dimisión.
Tsutomu Hata comunicó al primer ministro que no tenía sentido proseguir las discusiones si el partido, que amenazó con la expulsión de los rebeldes tras romper éstos con la disciplina de voto, no alteraba, en una acción concertada con la oposición, su propio plan de reformas, considerado como poco comprometido con la lucha anticorrupción exigida por la opinión pública. únicamente un 20% de los japoneses apoyó la gestión de M¡yazawa, según la última encuesta.
Uno tras otro, los portavoces de la oposición calificaron al jefe de gobierno de mentiroso por no haber abordado la aprobación de medidas que impidan la estrecha dependencia entre el dinero y la política y faciliten un sistema electoral más justo. El maridaje entre liberales y grandes empresas fue mutuamente provechoso, y el voto rural, conservador en su agradecimiento a los generosos fondos gubernamentales, decidió las sucesivas victorias.
La oposición denunció asimismo la incapacidad del Gobierno para superar la recesión y su escaso interés por investigar los últimos escándalos político-financieros. Ichiro Watanabe, portavoz centrista, enumeró algunos: "Lockheed, Recruit, Sagawa... ¿Es que no se va a acabar nunca? La acción parlamentaria siempre ha sido torpedeada".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.