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LA COLECCIÓN THYSSEN YA ES ESPAÑOLA

"Que le den el ducado de Valladolid"

Andrés Fernández Rubio

"Si hay que darle el ducado de Valladolid, que se lo den", dijo ayer un sevillano con traje azul, de 40 años, vivamente impresionado tras visitar el palacio de Villahermosa de Madrid, sede de la colección Thyssen. Se refería a Carmen Cervera, reconocida como la principal artífice de que las 775 obras de su marido sean a partir del próximo lunes propiedad del Estado español. La referencia al título nobiliario procede del interés que ha mostrado Carmen Cervera por arreglar los papeles y recuperar un marquesado con grandeza de España de Valladolid que supuestamente tenía su abuelo preferido, Marcelino Fernández de la Guerra."Es barato, es gratis", añadió el sevillano, "porque el museo es impresionante, conozco las mejores pinacotecas del mundo y esta puede competir con cualquiera. Vas al museo de arte de Chicago, por ejemplo, y de impresionistas bien, pero de otros están fritos, fritos. Y aquí hay de todo, y lo que no, lo hay en el Prado".

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2.500 visitantes cada día

Pero no todos los visitantes que ayer deambulaban absortos por las salas tenían tan claro lo del título y lo del coste. El patriotismo invadió a una mujer madrileña de 47 años: "Por eso no le doy el mérito a ella, cualquier española hubiera luchado así y mucho más".

Arcadia L., de 73 años, era más consciente de las bellas artes de Carmen Cervera: "Es española y ha convencido al marido; ¡es que las mujeres cuando nos lo proponemos!". Y respecto a los 44.100 millones de pesetas que le cuesta a España esta compra, añadió: "Es mucho dinero, tal y como estamos. En otras condiciones sería mucho más estupendo; aunque, todo lo que sea por el patrimonio José María, un vasco de Durango de 35 años, desconfiaba de la operación: "La compra me parece mal, porque va a costar un montón, que se lo pregunten a Solchaga, tal como va la economía".

Extranjeros

A media tarde de ayer había poca gente en el museo y las condiciones para contemplar las obras eran inmejorables. Entre los visitantes, abundaban los extranjeros.

Marina Navarro, una alta y elegante genovesa de 46 años, decía: "Yo he visto a los impresionistas de todas partes: el Ermitage de San Petersburgo, el Guggenheim de Nueva York y las colecciones en París, Washington o Saint Paul de Vence. Me encantan los impresionistas y sólo por los que hay aquí mererecería la pena la visita. Si Carmen Cervera ha luchado para que esto se quede en España ha demostrado su gran fuerza e inteligencia". Una joven de 19 años apostilló: "Pero el verdadero mérito es del barón".

El equipo que coordina el museo evitó las declaraciones pero el ambiente era de fiesta. Mientras los visitantes recorrían casi en silencio las salas y en la librería se despachaban pósters del retrato de Giovanna Tornabuoni, en el piso superior se desplegaba una mesa para el brindis.

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