Izetbegovie se muestra dispuesto a negociar un nuevo plan de paz para Bosnia-Herzegovina
Alia Izetbegovic no cierra todas las puertas a empezar, de nuevo, a intentar lograr la paz sobre bases algo diferentes. Antes de volver a negociar con sus enemigos, el presidente de Bosnia-Herzegovina tiene, no obstante, un objetivo a más corto plazo: lograr el levantamiento del embargo armamentístico que padece su país junto con las demás ex repúblicas yugoslavas. Ayer, durante su primer viaje a España, se lo pidió al Rey y, sobre todo, al presidente del Gobierno, Felipe González, y a su ministro de Asuntos Exteriores, Javier Solana. En vano. El Ejecutivo español se mantiene en sus trece.
Izetbegovic es el jefe de un Estado reconocido por España y con el que mantiene además relaciones diplomáticas, firmadas en diciembre en Estocolmo, pero el trato que le dispensó el protocolo español no guarda relación con su cargo. Solana le invitó, por ejemplo, a almorzar en el palacio de Viana, sede del Ministerio de Exteriores, dónde sólo han estado ministros en los últimos años.Fue Solana también el encargado de dar cuenta de la conversación que González mantuvo con su. anfitrión dedicada, en gran parte, a la propuesta de los presidentes de Croacia y Serbia, Franjo Tudjman y Slobodan Milosevic, formulada el miércoles en Ginebra. La idea consiste en repartir Bosnia en tres naciones constitucionales, una para cada etnia, integradas en un Estado confederado.
"El presidente de Bosnia no cierra todas las puertas a esa posibilidad", afirmó el jefe de la diplomacia española. Cuando habló después ante la prensa Izetbegovic, fue más prudente, más ambiguo. "Es un asunto muy delicado", afirmó, "sobre el que deben pronunciarse el conjunto del Gobierno y del Parlamento de Bosnia".
Insistió, sin embargo, hasta la saciedad en que el plan de paz elaborado en su día por los mediadores internacionales, Cyrus Vancey David Owen, "es el único documento oficial aceptado por todas las partes", excepto las milicias serbias de Bosnia. Solana también recalcó la validez de ese proyecto, pero sustituyó las palabras "plan de paz" por "proceso" anticipando así que podrían producirse alteraciones de las actuales iniciativas.
Pero se le recordó a Izetbegovic que Owen asegura que el Gobierno musulmán demostraría tener buen criterio si negociase sobre esas nuevas bases. "Owen", respondió el presidente ligeramente irritado, "no puede haber utilizado la palabra musulmán". "Si lo ha hecho, sería un grave error. No somos un Gobierno musulmán", añadió.
Con un lenguaje enrevesado el ministro español acabó también dando su visto bueno a las ideas del secretario general de la ONU, Butros Gali, de convocar una nueva conferencia de paz, similar a la que se celebró en Londres para sentar las bases de la futura paz.
Agonía del plan Vance-Owen
Aunque ningún gobernante occidental lo diga aún en voz alta el plan Vance-Owen, que dividía Bosnia en 10 provincias semiautónomas y convertía a Sarajevo en una ciudad abierta, está agonizando.
"A nosotros", confesaba en un alarde de sinceridad un colaborador de Solana, "cualquier arreglo nos va bien con tal de que consiga acabar con el derramamiento de sangre". Lo único que permanece inamovible es, por ahora, el apego a la integridad territorial de Bosnia. "Es intocable", subrayó Solana.
lzetbegovic fue mucho más prolijo a la hora de hablar del levantamiento del embargo que impide a sus milicianos comprar armas y que, según él, les coloca en situación de inferiodad porque los serbios se adueñaron de todo el armamento del antiguo Ejército yugoslavo.
González y Solana fueron insensibles a sus argumentos. Por enésima vez el ministro español repitió que en los Balcanes "hay ya demasiadas armas". Después vaticinó que permitir la compra de armas facilitaría la extensión de la guerra a otras zonas.
Slobodan Milosevic, por su parte, no escondía la sonrisa al conceder su entrevista a la televisión serbia: "Estamos en el camino de alcanzar las soluciones satisfactorias", declaró. "Tengo la impresión de que la parte croata está de acuerdo con esta constatación. Sólo los musulmanes mostraron reservas, pero no creo que pueda haber una mejor alternativa a lo que discutimos".
Tanto Tudjman como Milosevic señalan que la división de Bosnia obra en interés de los tres pueblos y minimizan las reservas de Alia lzetbegovic.
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