El Papa dedicó igual tiempo a González y Aznar
En torno a una media hora -35 minutos según Moncloa y 25 minutos según Joaquín Navarro Valls, director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede- duró la entrevista que el Papa, Juan Pablo II, y el presidente del Gobierno, Felipe González, celebraron ayer al mediodía. Un encuentro aproximadamente de la misma duración que el que mantuvieron el Pontífice y el presidente del Partido Popular, José María Aznar, quien acudió sobre las cinco de la tarde a la Nunciatura, en compañía de su mujer y de sus hijos, para ser recibido por el Papa.
La entrevista con Aznar tuvo, sin embargo, algo de excepcional, ya que los únicos países en los que el Papa tiene por costumbre reunirse. con los dirigentes de la oposición son aquéllos en los que está institucionalizada la figura del líder y del llamado Gobierno en la sombra, lo que no es el caso de España.Navarro Valls explicó que el Papa había recibido a Aznar simplemente porque éste se lo había pedido, como hubiera hecho con cualquier otro político destacado que hubiera expresado el mismo deseo de verle. González nunca hizo esa solicitud mientras el PSOE estuvo en la oposición, y por ello no conoció a Juan Pablo Il hasta después de 1982. Desde entonces se ha entrevistado cuatro veces con él.
Ayer, González acudió acompañado por sólo dos funcionarios a la Nunciatura, donde fue recibido por el secretario de Estado, cardenal Angelo Sodano. Casi inmediatamente se encerró, sin testigos, con el Pontífice. El Clima de la entrevista fue calificado de "cordial" por la Santa Sede y de "enormemente cordial" por La Moncloa.
Las fuentes vaticanas mantuvieron su costumbre de no dar ninguna información sobre el contenido de la conversación, pero Presidencia del Gobierno indicó que el papa Wojtyla y González habían hablado de Polonia, país que el jefe del Ejecutivo visitó el pasado mes de abril, y que habían analizado la situación europea, especialmente la crisis yugoslava.
En el contexto del problema yugoslavo, merecen la simpatía española los esfuerzos de la Santa Sede por promover el llamado deber de injerencia humanitaria, que justifica las intervenciones de la ONU en Bosnia y en Somalia.
Hace sólo dos días, L'Osservatore romano, el periódico vaticano, criticó el desarrollo concreto de tales operaciones, no obstante lo cual, ayer, durante el discurso que dirigió en Madrid al cuerpo diplomático, Juan Pablo II recordó que la Conferencia de Viena pretende "dar nuevo impulso a la colaboración a nivel mundial en el reconocimiento y la promoción de los derechos y libertades". La apertura del foro de la capital austriaca fue ignorada por el Papa en sus discursos del pasado domingo.
Con especial mención al caso de Bosnia, el Papa dijo ayer, también a los diplomáticos, que "se hace cada vez más apremiante e improrrogable la necesidad de un esfuerzo conjunto por parte de las naciones e instancias internacionales, para consolidar unas relaciones más justas y solidarias, tuteladas por el derecho internacional".
Otro tema abordado por el Papa y el presidente del Gobierno, según Moncloa, fueron los problemas bilaterales, y, en concreto, el de la contribución del Estado a la financiación de la Iglesia. La enseñanza de la religión en centros públicos no fue mencionada.
En cuanto a José María Aznar, su coche entró en la Nunciatura a las 17.05 horas, mientras concluía la recepción del cuerpo diplomático. Le acompañaban su esposa, Ana Botella, y sus tres hijos. El coche del líder del PP volvió a salir a las 17.35, y Aznar se limitó a expresar por señas que no podía decir nada a las informadores. Fuentes de la Nunciatura indicaron que la entrevista había durado 25 minutos.
Joaquín Navarro Valls opinó ayer que el Papa no había hecho ninguna crítica al Gobierno en los discursos que ha pronunciado durante su visita a España, y afirmó que se ha limitado a hacer "una reflexión sobre valores éticos". r
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