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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

La Seguridad Social

Celebro que a Pilar Miró la salvara el trato humano del doctor Rábago, y lo celebro por dos razones: primera, porque siempre he creído que el afecto y el trato humano son fundamentales para el enfermo; segunda, porque Pilar Miró es una persona a la que admiro. Convencida de que casos como el de Celestino y Víctor Boada, mencionados en el artículo El precio de la salud gratuita, no son suficientes para afirmar que el sistema actual de salud pública funciona bien, expongo lo siguiente:No hay nada que hunda más a un enfermo que explicar su estado a un médico que al tiempo que escucha firma recetas, que no recuerda quién eres y. que no lleva ningún control de tu enfermedad. Tampoco anima demasiado salir de una consulta con un montón de pruebas sin que el paciente haya sido visitado ni dada ninguna explicación. Lo que consiguen estas situaciones es dejar al enfermo ansioso durante el tiempo de espera, ansiedad que fácilmente intentará resolver en una consulta privada. Posiblemente una correcta exploración sería suficiente para tranquilizar al paciente y quizá evitaría unas pruebas que no precisa y que sobrecargan las largas esperas de los enfermos que sí las necesitan.

Estas situaciones no se dan en una visita privada.

¿Por qué se da este cambio de actitud en los médicos cuando atienden a los pacientes en la Seguridad Social? ¿Es que el enfermo es menos persona en un lugar que en otro? ¿No paga el paciente que acude a la medicina pública? ¿Es que el médico está peor pagado?-

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