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CASUALIDADES AGRIDULCES.

Los anuncios por palabras alertan sobre una red que trafica con pasaportes chinos

"Perdido pasaporte a nombre de Yechong Bin, número 497.960, expedido en Zhejiang (China). Teléfono...". Este anuncio apareció en la prensa madrileña en los primeros meses de 1985, y desde entonces otros similares se han repetido al menos 500 veces casi con las mismas palabras y con distintos números.Que los chinos españoles extravíen tantos documentos y lo comuniquen en los periódicos es para la policía algo más que una casualidad. La Embajada exige ese trámite para renovar las acreditaciones, y justifica tanto extravío con la gran cantidad de robos que, según esa representación diplomática, se producen en España. Pero esto no sucede con otros extranjeros, y parece un claro indicio de que algo extraño, se esconde bajo tanto despiste.

Más información
PISTAS PARA LA POLICÍA.

Las innumerables detenciones en. la aduana de Barajas y la sección de anuncios por palabras de los principales periódicos nacionales alimentan ya la sospecha policial de que cientos de chinos trafican con pasaportes ilegales desde hace años.

Restaurantes

Desde 1985 se han publicado en EL PAÍS, Ya, y Abc cientos de avisos de extravíos y robos de pasaportes de ciudadanos chinos. En ese año se produjo la primera regularización (legalización) de los chinos que ya residían en España. Podían legalizar su situación si demostraban que llevaban cierto tiempo en el país.

Durante la segunda regularización volvieron a incrementarse los anuncios en prensa. Pero una vez concluida, aún persiste el goteo de anuncios de extravíos. EL PAÍS, Ya, ABC El Periódico de Catalunya, incluso los diarios más recientes como El Sol, ya desaparecido, y El Mundo, sirvieron y están sirviendo de soporte a cientos de chinos para conseguir nuevos pasaportes.

Cuando se llama al teléfono de: referencia que aparece en el anuncio, se observa que corresponden a restaurantes chinos. Locales conocidos por muchos madrileños como Ming Feng, (calle de Espronceda, 38), El Dragón (Barbieri, 17), Río Grande (Príncipe de Vergara, 83), La Gran Muralla (Móstoles) o La Oca del Cielo (Narciso Serra, l9)- aparecen en las guías telefónicas como lugares donde se hallan los teléfonos anunciados.

En los anuncios se traslucen múltiples claves sin descifrar. Muy pocos anunciantes dicencómo o dónde vieron por última vez su pasaporte. Otros anuncios se repiten con el mismo nombre y el mismo número, pero con varios años de intervalo. Algunas identificaciones sustraídas el mismo día -o también en fechas muy distintas- aparecen con los números de los pasaportes consecutivos. Otros anunciantes, además, prometen una gratificación de 50.000 pesetas al que lo encuentre. Hay también quienes citan a la propia Embajada de China como lugar de contacto, a la comisaría de Fuenlabrada o incluso a la Dirección General de Policía Ambulante [sic], que no existe (véase cuadro adjunto).

¿Pero por qué se anuncian tantos pasaportes chinos y no dominicanos o polacos, por ejemplo? La policía ofrece tres respuestas: 1.- Un señor vende su pasaporte -el precio ronda las 200.000 pesetas- y utiliza el anuncio del extravío como tapadera de la venta ilegal. 2.- Hay bandas que introducen a chinos en España de forma fraudulenta, les retienen sus pasaportes y, ante esta situación, han de valerse del mercado negro para obtener nuevos documentos. 3.- El anuncio se utiliza para demostrar más tarde el tiempo de residencia.

El pasaporte expedido ya en España -duplicado del que se ha perdido- les- sirve para solicitar a la Delegación del Gobierno la exención de visado, documento que les acredita para trabajar en cualquier ciudad española.

Eso aún no explicaría por qué proliferan los anuncios chinos en vez de polacos o dominicanos, por seguir con los mismos ejemplos. Fuentes de la policía investigan sobre la hipótesis de que los inmigrantes ilegales cuenten con la colaboración de algún funcionario de su embajada para expedir los nuevos pasaportes.

El primer secretario de la Embajada China, Wanchen Jian, asegura que la delegación diplomática de su país obliga a sus ciudadanos a anunciar en la prensa los extravíos en caso de que quieran anular los pasaportes. Eso tampoco explicaría por qué se producen tantas pérdidas. "Es que el robo en España es un poco normal", justificó el primer secretario.

Jian no encontró explicación a anuncios en los que se refleja la pérdida del mismo pasaporte dos veces: por ejemplo, el 398.696 lo extravió Hu Shuang Chuan el 12 del 10 de 1985 y el 29 del 1 de 1987. Existen otros casos en que aparecen números consecutivos perdidos en distintas fechas entre 1985 y 1988. "Se ha podido deber a un robo que se haya producido en una misma familia", razona el primer secretario.

El teléfono de referencia en estos avisos de prensa remite, en Madrid, a unos 60 restaurantes chinos y a otros 50 en el resto de España. La aparición de estos locales en los anuncios sigue un cauce que empieza en 1985 y 1986 en Madrid, se escora los siguientes años hacia el Levante, cruza en diagonal la Península hasta 1990 y consigue introducirse en Barcelona el año pasado.

La prensa local o regional, sin embargo, no recauda ingresos publicitarios en este mercado porque, aunque el restaurante en cuestión esté situado en la periferia, los chinos prefieren medios nacionales para comunicar sus mensajes.

Unos cuantos 'chulos'

Los dueños de varios restaurantes chinos modestos sostienen que detrás de todo ello no hay mafias organizadas sino unos cuantos "chulos" que trafican desde hace años con documentaciones ilegales y además explotan económicamente la generosidad de los propietarios de los mayores restaurantes; y montan broncas sangrientas en los karaokes de moda (locales de copas donde el público canta sobre música pregrabada).

Hay casos reconocidos que atestiguan la existencia de pequeñas bandas de "chorizos", pero los propietarios de esos locales se escudan en el miedo y en el escaso dominio del idioma español para no denunciarlo. Otros eluden abiertamente cualquier declaración.

Lee Yao Hsiung, el dueño del restaurante La casa, de Lee y principal importador en España de productos chinos, sí se atrevió a pronunciarse en favor de la hipótesis del tráfico de pasaportes. Cuando se le preguntó por qué su restaurante fue el primero en aparecer en tales anuncios, aseguró desconocer tal extremo y

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prometió aclararlo con la encargada. A partir de ese momento ya no se puso al teléfono.

El dueño de La Casa de Lee distingue entre los chinos de la República Popular y los de Taiwan. "Yo soy de Taiwan y no me relaciono apenas con los otros. La gente de Taiwan suele vestir mejor, tiene más dinero y nunca se meten en líos de mafia". En esto coincide con la policía.

La policía sospecha que lo que se esconde detrás de esta trama de restaurantes y anuncios en los periódicos es una operación de blanqueo de dinero. Hay datos que sustentan esta hipótesis, como el de que se cobre un millón de pesetas aproximadamente por cada chino que se introduce en el país con este sistema.

El dueño del restaurante Taiwan, en el número 33 de la avenida de América, admite que varios chinos le han pedido dinero prestado desde que se hizo cargo de este negocio hace ocho meses, pero no. quiere calificar este hecho como extorsión: "Sabemos que no nos lo van a devolver, pero les dejarnos". El restaurante Taiwan también figura en la interminable lista de locales que se dan como referencia en los anuncios por palabras sobre pasaportes extraviados (Ya, 16-1-1986). Un año antes, Rosa Santos Vega, la esposa del anterior propietario, fue víctima de un secuestro que continúa como caso pendiente en los archivos policiales.

Buena comida

El dueño del restaurante El Jardín Chino, en Hortaleza, sufrió una extorsión de diez millones de pesetas hace varios meses, según informaron a este periódico varios compatriotas suyos. La policía pudo atrapar a los delincuentes, el caso no salió en prensa y sólo otros compatriotas, propietarios también de restaurantes, conocen la noticia.

El propietario del local, que tampoco domina el español, no quiso aclarar a este periódico lo sucedido. Uno de sus camareros se limitó a contestar: "Aquello. ya pasé. Usted diga que aquí servimos muy buena comida, y ya está".

Quienes se expresan perfectamente en español, hosteleros afincados en Madrid desde hace lustros, sostienen que muchos de sus compatriotas llegan a Occidente con la idea de que pueden hacerse con dinero fácil en poco tiempo; y al encontrarse en dificultades económicas recurren a sus compatriotas. "Antes casi todos venían de un pueblo de Zhejiang que se llama Wanj Zou. Nos conocíamos casi todos, pero ahora. ya somos demasiados", afirma el dueño del restaurante Taiwan.

Hasta 1990, quien quisiera averiguar la identidad de los accionistas de la mayoría de los restaurantes chinos acababa llegando a sólo cinco o seis personas. A partir de ese año, el organigrama y los mapas se volvieron demasiado complejos para proseguir con facilidad una investigación.

Este periódico ha intentado contactar con algunos de los chinos. que recurrieron a los anuncios de EL PAÍS para comunicar la pérdida de su pasaporte. En unos casos, no habían dejado teléfono alguno en el departamento de publicidad. Y en otros, alegaron desconocer el idioma español.

La secuestrada

El nombre de Jung Kuo Then Paw, anterior propietario del resturante Taiwan de la avenida de América, ha aparecido varias veces en la prensa y no siempre en la sección de avisos. En enero de 1985 secuestraron a su esposa, Rosa Santos Vega, de la que nunca más se supo. Las noticias de sucesos informaron entonces de que la pareja se había conocido en 1975 cuando él acababa de llegar de Taiwan. En esa fecha ya poseía 30 millones y una cadena de restaurantes.

Jung Kuo regresa a la prensa años después, merced a los anuncios de extravíos de pasaportes que dan como referencia uno de sus restaurantes. Este periódico intentó sin éxito hablar con él.

Muralla de Barajas

Los chinos son el colectivo que más expulsiones registran en el aeropuerto de Madrid. Los agentes de la comisaría de Barajas han detenido en lo que va de año por falsificación de documentos a 120 inmigrantes. De ellos, 39 procedían de la República Popular China, y 20, de la República Dominicana. En los últimos cinco años fueron 455 los chinos que presentaron pasaporte falso en el aeropuerto.

Las autoridades chinas, en general, ponen muchos obstáculos para facilitar la salida documentada de sus ciudadanos. Si el viaje es turístico, el consulado español entrega visados por un tiempo determinado previa identificación del pasaporte.

Los chinos no mueren

En Madrid sólo han muerto oficialmente ocho chinos en los últimos cinco años, de los 3.049 que residen en la región (véase EL PAÍS del 1 de junio). Esa tasa de muertes contrasta con la de colonias menos numerosas: por ejemplo, los japoneses sólo llegan a 1.348 en Madrid, y en cinco años murieron 11.

Los expertos policiales en organizaciones chinas apuntan varias teorías: "Ellos cuecen la carne del muerto y envían los huesos a su país. Otra posibilidad es que los incineren en las funerarias piratas de Getafe y Leganés".

Y otra más: se usa la personalidad legal del fallecido para que otro chino, ilegal, le suplante.

Tarjeta roja

Cuando cruza la frontera española, un chino sin documentación puede respirar hondo. Las dificultades para mostrarles la tarjeta roja son enormes. De los 208 expedientados en Madrid en los últimos cinco años sólo se logró expulsar a 21.

Lo explica un portavoz del Ministerio del Interior: "Antes de que lleguen, algún compatriota en España les solicita el asilo y refugio, con lo cual ya tienen derecho a unos meses de estancia antes de expulsarlos. Después sólo nos queda, para expulsarles, requerir su identidad. Pero los funcionarios de la Embajada se demoran meses para darnos la documentación".

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