Conde reclama un pacto social que garantice la moderación salarial por dos años
El presidente de Banesto, Mario Conde, propuso ayer al nuevo Gobierno que se formará en julio una nueva política económica que alcance el mayor grado de consenso político, económico y social, y permita recuperar la confianza para crear empleo. Las medidas reclamadas por Conde se concretan en una serie de acciones de choque para acabar con la destrucción de empleo, la inmediata negociación de un pacto social que permita la moderación salarial durante dos años y la mejora de la competitividad, y la puesta en marcha de importantes reformas estructurales.
Entre éstas destacan la del mercado laboral y la del sector de servicios y productos no comiercializables, además de una nueva política presupuestaria que incluya la congelación de la presión fiscal, una mejor gestión del gasto e incluso una reducción del número de funcionarios.La intervención del banquero se produjo en el marco de las jornadas internacionales que organiza anualmente Banesto en su residencia de Estepona. Mario Conde reflejó en su discurso la mala situación económica por la que atraviesa España, aunque se declaró "optimista con respecto a la capacidad de recuperación", siempre y cuando se aplique un programa de corrección de los desequilibrios y se acepte que "necesitamos tiempo, sacrificio y constancia para alcanzar los objetivos finales".
La base del programa económico expuesto por el presidente de Banesto es la recuperación de la confianza de los agentes económicos.
Para ello, Conde propuso dos tipos de medidas: acciones de choque que permitan un rápido cambio de tendencia y reformas estructurales de mayor alcance en el marco de un gran acuerdo político, económicio y social.
"El objetivo más acuciante es la creación de empleo", afirmó, "y para conseguirlo es necesario que los empresarios inviertan, que la comunidad intemacional financie a coste mínimo y que los trabajadores moderen los crecimientos de sus retribuciones".
A este respecto, Mario Conde insistió en la necesidad y la urgencia de alcanzar un gran pacto social en el que Gobierno, empresarios y trabajadores asuman su parte de sacrificios.
Al enunciar lo que calificó como Ias bases de un programa económico creíble", el presidente de Banesto destacó la urgencia de tomar medidas de choque, que se complementen con posteriores reformas estructurales. Entre las primeras señaló aquellas que consigan revitalizar el tejido económico para acabar con la destrucción de empleo. "Resaltan por su importancia", dijo, "frenar el crecimiento del coste salarial de las empresas y el crecimiento del déficit público".
Necesidad de consenso
Conde insistió una y otra vez en la conveniencia de que todas estas medidas se tomen de forma consensuada. "En la actual situación", explicó, "tenemos que recuperar la competitividad perdida, y para ello el pacto social debe plantear abiertamente que, al menos durante dos años, empresarios y trabajadores tienen que aceptar subidas de salarios monetarios por debajo de los aumentos del valor de la productividad". Añadió que este sacrificio de los trabajadores debe ser compensado con un compromiso del empresariado de aumentar su inversión para asegurar el empleo.Respecto al sector público, el presidente de Banesto recalcó que hay que acrecentar la política de ajuste presupuestario "de una manera decidida e inmediata". Reconoció que no se pueden reducir los impuestos, aunque sí congelar la presión fiscal sobre las familias y las empresas, y que el principal objetivo debería ser reducir el gasto mediante una mayor eficacia, un control exhaustivo de las transferencias a las comunidades autónomas y locales, y una reducción del gasto corriente, que tendría que aumentar menos que el producto nacional. Dijo que habría que congelar el número de trabajadores del sector público, "aunque lo más conveniente sería una reducción neta de efectivos". Por el contrario, aseguró que la inversión pública debería crecer igual que el PIB.Al referirse a las reformas del mercado de trabajo, Conde destacó la necesaria flexibilidad de las empresas para adaptarse a los ciclos de su demanda, por lo que pidió la racionalización de los contratos temporales -indirectamente-, el abaratamiento del despido, la implantación de la movilidad geográfica y funcional, la vinculación del subsidio de desempleo a la formación, la puesta en marcha de programas de contratación a tiempo parcial y la limitación de lo que calificó como "paro encubierto", refiriéndose a las empresas subvencionadas.
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