Los 'victorinos' vuelven a Madrid

Los toros de Victorino Martín, uno de los ganaderos favoritos de la afición madrileña, vuelven mañana, domingo, a Las Ventas en un clima de gran expectación, después de cuatro años de ausencia debida a la autoexclusión que él mismo se impuso por desavenencias con el veterinario de la plaza, Manuel Sanz. Martín, que afirma jugarse muchísimo este domingo y el próximo, vuelve sin renunciar a sus famosas presunciones ni a la polémica.

"Soy un caso raro entre los ganaderos", señala, "porque ni antes ni ahora me plegaré a las exigencias de las teóricas figuras. Como siempre, continúo criando mis toros para satisfacer a los aficionados y no a esas figuritas, en las que no creo, pues lo serán precisamente cuando triunfen con mis toros, los únicos que dan el carné de torero a los que son capaces de lucirse con ellos".Este paleto de Galapagar, como le gusta que le denominen, afirma que podría haber continuado su carrera muchas temporadas más sin lidiar en Madrid: "No lo necesitaba económicamente, pero sí por orgullo y amor propio, una vez que el nuevo reglamento permite a los ganaderos decidir si sus toros saltan al ruedo, digan lo que digan los veterinarios". Después matiza que su guerra es sólo contra Sanz, quien como responsable del análisis de astas de los toros que se lidiaban en toda España, dio como afeitadas varias pertenecientes a victorinos en 1989, "un fraude, éste del afeitado, que sigue existiendo y que yo me he hartado de denunciar", según el gartadero. Victorino asegura que mañana echará una corrida en la que habrá toros para el triunfo y alguna alimaña, "pero siempre con el atractivo de lo más característico de mi ganadería, la casta, que es lo que da auténtico interés a la lidia y evita que ésta se convierta en ballet". El ganadero echa mano del tópico para explicar por qué suele acertar casi siempre en sus previsiones sobre el comportamiento 'de sus toros: "¿Cómo no lo voy a saber después de 30 años? Hay que tener en cuenta que eso de que con el tiempo los, toros se parecen a su dueño es verdad, porque para eso están los tentaderos y la selección. Después, cada uno saca el tipo de toro que quiere o que le imponen, según los casos".

Tan seguro se muestra de su triunfo, "pese a que mis envidiosos enemigos me van a mirar con lupa", que no le ha importado venir a un precio condicionado al número de espectadores que asistan: "Es que soy un romántico, a pesar de la fama de pesetero que tengo". Sus últimas palabras son para referirse a la terna de hoy, "unos tíos de verdad, dos de los cuales, Mendes y Campuzano, ya han triunfado mucho con mis toros, mientras que el de butante Niño de la Taurina tiene condiciones para hacerlo pero deberá demostrarlo".

Niño de la Taurina subraya que cuando le llamó la empresa para que actuase ni se lo pensó dos veces: "Es un paso adelante con el que pocos se atreven, pero en el que no tengo nada que perder y sí mucho que ganar. Un triunfo con victorinos y en Madrid es el lanzamiento definitivo".

El diestro toledano indica que él sabe cómo hay que lidiar a estos toros, de los que afirma que se prestan al lucimiento en banderillas, un tercio en el que se declara especialista. "Los victorinos no admiten errores ni dudas; pero sí eres capaz de taparles mucho la cara con la muleta, llevándolos muy largos, es fácil triunfar".