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Thatcher reabre en los Lores su guerra contra Maastricht y Major

Enric González

La ex primera ministra británica Margaret Thatcher, lady Thatcher, empuñó ayer el estandarte de la rebelión contra el Tratado de Maastricht y el primer ministro, John Major. La división del Partido Conservador y los problemas de Major se desplazaron a la Cámara de los Lores, donde, hasta finales de julio, se librará la segunda parte de la interminable batalla de Maastricht. El nuevo tramo del proceso de ratificación hará más evidentes que nunca las disensiones que el tratado suscita entre los tories, en un momento en que el jefe del Gobierno bate todas las marcas históricas de impopularidad.

Lady Thatcher se encargó de abrir el debate, vestida de azul (el color que ella identifica con sus momentos más combativos) y provista de abundantes notas. Su argumento central fue que el tratado para la Unión Europea conducía inexorablemente, según ella, a un superestado federal y a la pérdida completa de la soberanía nacional británica. "Ningún país será tan perjudicado por este tratado como el nuestro" afirmó. "Nuestro futuro y nuestras instituciones están en peligro de muerte" proclamó, ante una Cámara que registraba un lleno histórico."El tratado de Maastricht ha sido impuesto a los ciudadanos europeos. Cuando un país ha dicho no, se le ha coaccionado hasta forzarle a ceder", dijo, en referencia a Dinamarca, durante su exposición de la "absoluta necesidad" de que los británicos pudieran pronunciarse en un referéndum. Lady Thatcher instó a los lores a "poner fin a la dictadura de los burócratas de Bruselas" y a decir "basta, de una vez". "Creo que no queremos ir más allá en este tren (comunitario)", prosiguió. Negarle la oportunidad de un referéndum a los británicos sería "un desgraciado error", concluyó.

La consecuencia última de Maastricht había de ser, según Lady Thatcher, una enorme frustración popular en todos los países comunitarios. La estrategia thatcherista durante la segunda lectura de la ley en los Lores apuntará a presionar al gobierno para que convoque in extremis un referéndum sobre el tratado.

El objetivo de dicho referéndum no sería tanto rechazar Maastricht como derribar a John Major, que ha vinculado su carrera al acuerdo para la unión europea, aprobado ya por todos los países comunitarios menos el Reino Unido y, por razones técnicas, Alemania.

La segunda batalla

La segunda batalla de Maastricht desgastará aún más la maltrecha imagen de Major, pero debería acabar en victoria para el Gobierno. El sector leal de los tories y la cúpula de la oposición laborista han llegado a un acuerdo para votar conjuntamente a favor del tratado y contra un referéndum, en caso de que llegara a plantearse una votación en la Cámara alta. En Downing Street se percibía ayer, sin embargo, cierto desasosiego.

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Se temía a dos factores imponderables: uno, la capacidad de convicción de la oratoria de Lady Thatcher (menos inflamada ayer que en sus mejores momentos ante los Comunes) en una Cámara sin disciplina de voto; el otro, la posibilidad de que el sector euroescéptico de los laboristas fuera inesperadamente fuerte entre los lores.

Hace ya tiempo que Maastricht se ha convertido en el elemento crucial de la política doméstica del Reino Unido. No tanto por su importancia para el futuro del país, como por el hecho de ser el arma preferida de los amotinados contra John Major.

En torno a la oposición al tratado se formó el grupo parlamentario Fresh Start (Nuevo Comienzo), que agrupa a 28 diputados tories y tiene, como objetivo último y cada vez más declarado, el acoso y derribo de John Major.

En torno a Maastricht se ha reabierto la vieja división del partido ante la cuestión europea, y los rebeldes aprovecharán hasta el último momento las oportunidades de atacar a Major que el proceso de ratificación les ofrece.

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