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6 de junio Elecciones 93

González acorrala a Aznar por su indefinición

El líder socialista acudió al debate con datos y mayor agresividad, frente al tono contundente del líder del PP

Felipe González y José Maria Aznar crearon ayer en su segundo duelo televisivo de la actual campaña electoral un clima más tenso y crispado que siete días antes. Ambos se acusaron de no decir la verdad y casi en lo único que coincidieron ue en afirmar que su objetivo será crear empleo si llegan a gobernar después del 6 de junio. Para alcanzar este fin, los dos ofrecieron un pacto social con sindicatos y empresarios. Pero el uno le negó al otro capacidad para llevarlo a buen término. Felipe González, candidato socialista, golpeó esta vez con fuerza en la idefinición que ha arropado a Aznar en sus dos comparecencias, y pareció desarmarle cuando expresó que el programa electoral del Partido Popular ni siquiera habla de las ayudas a los desempleados.

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El debate, celebrado en los estudios centrales de Tele 5 y moderado por el periodista Luis Mariñas, comenzó a las 22.36 y concluyó a la 1.15, con un descanso intermedio de cinco minutos. Se prolongó más de una hora sobre lo previsto. Por la disposición de las mesas, los dos candidatos se miraron. continuamente.En sus respectivas intervenciones iniciales, ambos mostraron su deseo de acabar con la corrupción, pero el tema no volvió a aparecer ya, hasta que Aznar volvió a utilizar esa expresión en su último y definitivo turno. La palabra Filesa no fue citada en ningún momento.

Felipe González, de 51 años, mostraba mejor aspecto -más descansado- que el lunes anterior: vestía más adecuadamente -camisa azul en lugar de blanca, y corbata roja oscura-, y se permitió incluso continuas interrupciones a su oponente. A lo largo de la discusión, recuperó numerosos temas tratados en el debate anterior, para ampliar sus respuestas al respecto, lo que implícitamente reflejaba su derrota de aquella noche.

González también omitió en esta ocasión la palabra "socialista", incluso cuando pidió el voto: "Voten por un proyecto de progreso", dijo. José María Aznar, de 40 años, se, expresó con igual tono de seguridad y contundencia que en el debate precedente. Su principal anuncio consistió en que no apoyará la existencia de más centrales nucleares.

El presidente del Gobierno, en líneas generales, acusó a Aznar de no tener propuestas alternativas y de pronunciar vaguedades con gran solemnidad. Aznar, por su parte, repitió hasta la saciedad las cifras sobre el desempleo y culpó a su contrincante de la crisis económica.

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Al contrario que en el debate de la pasada semana -en el que el tema no se trató-, el presidente del Gobierno relató la postura cambiante del PP en tomo al aborto: "Usted, señor Aznar, firmó el recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley del aborto, y ahora está diciendo que mantendrá la ley que aprobó este Gobierno. Si ustedes hubieran gobernado en estos años, no se habría producido ninguno de los avances sociales que nosotros hemos impulsado". Aznar no respondió a estas palabras.

En su permanente línea de ataque a lo largo de la campaña, el líder del PP señaló enseguida que en España hay "un clima de corrupción bastante general", y que han llegado a crearse "tramas al amparo del poder".

González aprovechó su primera intervención para expresar su voluntad de acabar con la corrupción y formar un nuevo Gobierno con "hombres nuevos, mujeres nuevas" y también "personas independientes". Casi a renglón seguido, mostró que había llegado al debate con un espíritu distinto al mostrado el lunes anterior. Desarrolló su idea de que luchará contra la mentira recordando que Aznar le había acusado hace una semana de "faltar a la verdad". El presidente del Gobierno mostró el teletipo que le llegó a Edimburgo, donde él negociaba la confirmación de los fondos de cohesión europea. "Aznar acusa a González de gastar en España como un rico e ir a Edimburgo como un peigüeño". También mostró recortes de periódico con esa información. Y añadió: "Usted tiene que reconocer que el que faltó a la verdad fue usted, haciendo unas declaraciones contra el in terés de nuestro país".

El moderador dio paso a continuación al primer tema específico: la política económica. "El objetivo esencial es recuperar la competitividad", empezó Aznar. "Es necesaria una buena Administración, que no malgaste los recursos de los ciudadanos. Ni usted ni su Gobierno van a poder hacerlo. Usted sólo propone a los españoles más de lo mismo".

González contraatacó diciendo que el PP tiene una visión insolidaria de los problemas, porque propone "una política que beneficie a unos pocos a costa de muchos".

El momento en que Aznar se vio más desarbolado fue cuando González le invitó a leer lo que dice su programa sobre la protección a los desempleados. Aznar no podía hacerlo porque, según explicitó González, "no hay una sola línea". "Si hay 3.300.000 parados, algo tendrá usted que decirles, porque no se van a crear empleos milagrosamente por el hecho de que llegue usted al Gobierno".

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Aznar replicó con datos ya manejados sobre la crisis económica. "Tiene usted la tasa de paro más alta de Europa". González le interrumpió: "En absoluto, ¿por qué me va a molestar?" El líder socialista volvió a su línea de ataque al decir que "es obvio" decir que hay que aumentar la inversión para crear empleo. "Tenga el valor de decir a los españoles qué piensa hacer".

"Me da tristeza oír lo que dice", respondió Aznar, exhibiendo el texto de su programa para señalar que en esas 120 páginas estaban sus propuestas. González insistió en la obviedad: "Ustedes pretenden que haya menos ingresos, que haya más gastos y que haya menos déficit". Aznar intentó contrarrestar diciendo que González ha marcado en el último año cinco objetivos de precios y 9 planes económicos en los 18 últimos meses.

-"Usted no sabe lo que es gobernar", atacó González.

-"Ya comprendo que a usted la crítica le gusta muy poco", respondió Aznar.

Dolido porque los socialistas han comparado al PP con HB, Aznar dijo con tono solemne: "Yo sólo tengo un enemigo: aquéllos que están dispuestos a matar o destruir la democracia".

Pero González volvió a la carga: "Pero por qué emplear el hay que echarlos". El líder socialista empleó entonces una retahíla de datos -la inflación actual es del 4,5%, y en el 82 era del 14,5% y concluyó: "Usted no maneja más que las cifras negativas".

Aznar volvió a la carga recordando, por enésima vez, que en España hay 3,3 millones de parados. "Usted no es capaz de decir qué previsiones tiene su programa. No hay una sola línea sobre la atención a los desempleados... Ríase... Pero ahora tiene el programa a su lado y la ocasión de abrirlo por la página correspondiente y decir qué pone sobre la atención al desempleo". Aznar rechazó de nuevo el reto.

Entre continuas interrupciones, los dos líderes se enzarzaron en acusaciones sobre el deterioro del sistema de pensiones. "Lo que amenaza el sistema de protección social es que no haya empleo", aseveró Aznar. "Lo que amenaza es un cambio del rumbo histórico", contestó González. El tira y afloja subió de nivel. "¡Diga usted que, si yo soy presidente, peligran las pensiones! Da cierta tristeza escucharlo", dijo en tono solemne el líder popular.

"Yo no temo que bajen las pensiones. Los que lo temen son los pensionistas", respondió González. ("¡Qué barbaridad!).

En su nuevo turno, ya en una fase en la que el interés del debate decreció notablemente, González reiteró palabras anteriores sobre la mejora de las infraestructuras ("se puede ir de Cádiz a París sin pasar por un solo semáforo"), la escolarización y las pensiones. Aznar se escudó en que, frente a una lista de espera en la Sanidad pública que supera las 400.000 personas, es necesario mejorar la calidad y la gestión.

En el capítulo de las instituciones democráticas, ambos hablaron extensamente del Parlamento, los partidos o el poder judicial. Extrañamente, y sobre todo en el caso de Aznar, ninguno de los dos hablaron de corrupción y nisiquiera se citó la palabra Filesa. A la una y cuarto de la madrugada, concluyó el debate.

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