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DISTINCIONES LITERARIAS

"El premio me viene tardío y desgastado", dice José Ángel Valente

El escritor gallego ganó el Nacional de Poesía

José Angel Valente conoció que había recibido el Premio Nacional de Poesía 1993 a las cinco de la madrugada de ayer, cuando lo despertó de su sueño en un hotel de México una llamada de Madrid. Reaccionó bien, sin aspavientos, y se volvió a dormir. Valente estaba soñando con Luis Cernuda, el gran poeta sevillano del 27 enterrado en la capital mexicana, a cuya tumba acudió el domingo a depositar unas siemprevivas porque no encontró violetas. Entre sueños agradeció el premio y volvió con Cernuda. Tal vez con su Perfil del aire.

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Una obra conmovedora

El poeta, que junto a Juan Goytisolo descubrió hace tiempo, en forma de revelación, la luz cándida de Almería, había viajado el domingo a México para participar en unos coloquios internacionales sobre la poesía española en el exilio. Fue a ver la tumba de Cernuda como otras veces lo hizo en Colliure con Machado, porque este orensano, nacido en 1929 y premio Adonais décadas atrás, es un apasionado de la extraterritorialidad de España.Valente no quiere ser desagradecido pero le duele, en el despertar precipitado de la madrugada mexicana, que le vengan ahora con premios y, nunca mejor para un gallego, con otras gaitas. "Creo realmente que este premio se. ha desdibujado mucho y que tiene un historial variopinto que ha recaído con frecuencia en escritores inexistentes", dice. Y añade: "Es un premio al que le ha faltado en el pasado rigor".

"No soy un desagradecido Agradezco que me lo hayan concedido. Ni siquiera sé quién forma el jurado, pero no puedo dejar de decir que los jurados de los Premios Nacionales de Poesía han dejado pasar libros míos a los que no han prestado atención, tan importantes como No amanece el cantor", comenta. Se refiere a El fulgor, Material Memoria, Mandorla o El Dios del lugar.

"El premio me viene tardíamente, desgastado", dice con cierta tristeza. "Es una relación entre el jurado y un libro, y no con una obra. Yo diría que el libro honra a un premio que ha dado muchos bandazos. La política de premios es como una especie de lotería y no siempre contribuye a la creación de un medio cultural saneado".

[El Premio Nacional de Poesía, que concede el Ministerio de Cultura, está dotado con 2,5 millones de pesetas y la obra de Valente galardonada fue editada en 1992 por Tusquets. El jurado que lo falló ayer en Madrid estaba formado por Claudio Rodríguez, Salvador García Bodaño, Luis María Múgica, Miguel Dolç, Andrés Martínez Sánchez, Luis Alberto de Cuenca, Domingo Ynduráin, Pilar Palomo, Guillermo Carnero, Alex Broch y Francisco Brines.]Paseos

Valente, que pasea estos días por México con gente como Derek Harris, el autor del libro más importante sobre la obra de Cernuda, se consuela con José Luis Aranguren, a quien alguien premió el año pasado con algo, también tardíamente. "Parece que los premios se dan porque no hay más remedio. Se reconoce tarde y con reticencia". El poeta se siente dolido, pero se enorgullece de No amanece el cantor. "Es un libro muy importante para mí, con dos partes. La segunda es un poema único, una elegía que porta secretos muy hondos que han afectado a mi vida personal", añade. "Honra al premio", repite.

El nuevo Premio Nacional de Poesía está feliz en México. El lunes abrió los coloquios del exilio citando a Yehuda ha Leví, en Kuzarí: "(El exilio es) como la germinación misterio sa del grano bajo la tierra". Y ofrecía, ya en palabra propia, un mensaje: "Destierro, exilio, expulsión: tal es la constante. De ahí que la primera de las emigraciones que Vicente Llorens describe lleve por título Expulsión de los judíos".

Las jornadas poéticas del exilio son una iniciativa de El Colegio de México, la gran institución educativa de este país, con apoyo del Fondo Eulalio Ferrer, ese español del exilio. mexicano que consiguió introducir el año pasado en el diccionario de la Real Academia cuatro voces relacionadas con el malogrado Cantinflas.

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