Estrategia de contención en Bosnia
RUSIA Y, en menor medida, Europa han disipado en parte la incertidumbre que agarrota la política exterior de Clinton sobre Yugoslavia. Los aliados de ambos lados del Atlántico acordaron ayer en Washington -con la inclusión de España en una importante negociación junto con los grandes miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU- una estrategia colectiva para "contener" la guerra civil de Bosnia y promover la paz. Estados Unidos ofrece finalmente una intervención militar limitada y, lo que es más importante, aceptable para sus aliados europeos y para Moscú. Clinton, que no consiguió consenso aliado suficiente -tampoco de los ciudadanos estadounidenses- para ataques aéreos contra los serbios y el levantamiento del embargo de armas a los musulmanes bosnios, ha visto ahora aceptado su ofrecimiento de protección militar estadounidense para los cascos azules de la ONU que actúan de frágil escudo de cinco enclaves musulmanes en Bosnia.De momento sería la aviación norteamericana la encargada de actuar si las fuerzas de Unprofor son agredidas. Washington, sin embargo, no comprometerá tropas de infantería en el avispero yugoslavo. El cónclave de Washington de los ministros de Exteriores de EE UU, Rusia, el Reino Unido, Francia y España -con Solana en la mesa sin duda gracias a nuestra presencia militar en los Balcanes y a una política constante en la crisis más grave que sufre Europa- no resolverá en sí mismo una guerra que ya dura 13 meses. Ya sería suficiente con que sirviera para lograr Parte del triple objetivo que señalaba ayer el secretario de Estado Warren Christopher: "Detener la matanza, evitar que los combates se extiendan e incrementar la presión sobre los beligerantes para llegar a un acuerdo negociado". Para el segundo propósito, los cinco aliados de Washington acuerdan reforzar la presencia internacional en Macedonia, incluso EE UU estaría dispuesto a sumarse, y en Kosovo. La minicumbre de la capital norteamericana deja menos clara la voluntad de rehacer el mapa surgido de la guerra de conquista serbia. Sin embargo, insiste en que el plan Vance-Owen debe ser la base de un final negociado. España, firmante de la declaración de Washington, se compromete a "ayudar y participar" de una manera permanente en el proceso de paz.
El ministro de Exteriores de Rusia, Kózirev, acudió a la reunión con ideas para un nuevo plan elaboradas después de su visita a Belgrado, en la que tuvo amplias conversaciones con Milosevic. Su idea principal es aceptar las conquistas que los serbios han hecho del 70% del territorio de Bosnia. Con el siguiente complemento: una vez que esto se acepte para los serbios, los croatas impondrán para ellos una solución parecida. Su ataque contra Mostar responde a esa idea. Asumiendo, pues, las conquistas de los agresores, se intentará lograr el cese de los combates y salvar la vida. de las poblaciones musulmanas de las ciudades asediadas, como Sarajevo, Tuzla y Srebrenica, que serían protegidas por los cascos azules de la ONU.
En realidad, cuando se produce la agresión de un país contra un territorio, si la comunidad internacional no está dispuesta a emplear la fuerza para impedirlo, el agresor se sale con la suya. Es lo que ha ocurrido en Bosnia-Herzegovina, donde, al margen de las discusiones sobre el plan de paz, los serbios y los croatas han hecho todo para imponer sobre el terreno la conquista de los territorios a los que aspiran. Los serbios de Bosnia lo han hecho rechazando públicamente el plan, los croatas han dado la impresión de que lo han aprobado; pero unos y otro s se han dedicado a conquistar, con los procedimientos más salvajes, nuevos territorios. Las víctimas han sido los musulmanes: un millón de éstos permanecen en Bosnia, pero en gran parte dispersos en territorios donde son sometidos a un trato inhumano.
Una prueba clara de la debilidad con la que actúan los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU es lo ocurrido en tomo al cierre de la frontera entre Serbia y Bosnia: Milosevic anunció que para presionar a sus compatriotas de Bosnia les dejaría sin suministro, declarando un embargo contra ellos. Rusia se apresuró a decir que con tal medida los grupos responsables de las agresiones quedarían pronto condenados a la impotencia, y así se podría aplicar el plan de paz. Milosevic se convertía en factor esencial para la paz, criterio pronto compartido por varios Gobiernos occidentales. Así surgió la idea de establecer un control internacional en la frontera entre Serbia y Bosnia, propuesta que Kózirev sometió a MiloseVic en un viaje a Belgrado. La respuesta ha sido un rechazo rotundo.
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