Instituto Cervantes

El Instituto Cervantes cierra 10 centros culturales en el extranjero (lunes 17 de mayo) puede desorientar sobre el año y medio de vida de la institución que difunde nuestra lengua y cultura en el exterior. La realidad no es que el Cervantes tenga 30 centros vivos y viables y prescinda hoy de 10 por motivos económicos, sino algo más complejo y razonable.Los centros transferidos, escasos de recursos y funcionalmente heterogéneos (algunos no daban clases), están siendo reorganizados. En Nueva York, por ejemplo, el edificio amenazaba ruina, pero su biblioteca ha sido reabierta en un local alquilado, y sus actividades culturales son intensas. En febrero ha sido inaugurado, y no ha sido cerrado, tal como se informó.

El Cervantes no está, pues, en retroceso. Se repliega en unos sitios para avanzar en otros: Bruselas, Toulouse, Manchester y, más adelante, San Antonio o Chicago. Ha creado una estructura sólida, ha contratado personal para los centros (180 personas, de las cuales 90 son profesores), ha reformado 18 edificios, ha montado una red de bibliotecas, ha celebrado 586 actos culturales y diseñado también un plan de estudios acorde con la metodología más avanzada para la enseñanza del español como segunda lengua.

Su implantación futura se ejecutará según un plan establecido y de acuerdo con las disponibilidades presupuestarias, no en función subsidiaria a las academias privadas o a la enseñanza reglada de los respectivos países. El Cervantes, ni compite con otras instituciones ni las sustituye. Es parte de la representación cultural de España en el exterior y difunde la lengua -vehículo clave de nuestra proyección internacional- en los grandes centros políticos, económicos y culturales. Allí donde la demanda lo justifica- Javier de la Puerta. Jefe de prensa del Instituto Cervantes.