La calidad es el objetivo

La enseñanza universitaria ha experimentado una mejora notable durante la pasada década. Prácticamente, todos los indicadores, tanto económicos como de centros, titulaciones, estudiantes y personal docente, se han incrementado, de modo que poseemos en la actualidad una población universitaria de las más altas de Europa.Al mismo tiempo, muchas insuficiencias tradicionales en nuestra institución universitaria permanecen, mientras que otras nuevas han emergido al ser mayores las expectativas sociales. La tarea pendiente puede caracterizarse globalmente por dos objetivos: continuar el crecimiento hasta llegar a los niveles europeos y, sobre todo, profundizar en la calidad académica.

La calidad requiere de más medios materiales, de modo que las condiciones de vida y de estudio de nuestros estudiantes empiecen a ser comparables con las de sus colegas europeos. Una enseñanza de mayor calidad implica mayor componente de trabajo personal, de prácticas, dentro o fuera de la Universidad, lo que requiere de bibliotecas, laboratorios e instalaciones en general. Sin olvidar los medios en personal no docente, de apoyo, imprescindible para que todo el complejo entramado de tareas docentes, investigadoras y dé gestión funcione adecuadamente; es justamente este último aspecto uno de los que peor sufre la comparación con otros países de nuestro entorno.

También es preciso un profesorado suficiente, bien formado e incentivado. A este respecto existe ya experiencia suficiente de aplicación de la LRU para poder detectar algunas de las insuficiencias del sistema. Las modificaciones legales en trámite, suspendido tras la convocatoria de elecciones generales, tenían ese objetivo, aunque hubiera convenido ir más allá en el aspecto de la selección del profesorado, instaurando una habilitación de carácter nacional para ser profesor permanente y dejando autonomía completa a las universidades para elegir de entre los candidatos habilitados. Medidas de índole económica o administrativa que hagan, por un lado, más atractiva la carrera docente frente al mercado, y que discriminen positivamente, por otro, a aquellos que demuestren mayor dedicación y calidad en sus prestaciones, contribuirían a aumentar su nivel académico. Sin olvidar el necesario fomento de la investigación.

Por último, medidas de organización interna de las universidades, con objeto de hacerlas más gobernables y hacer más eficaz el proceso de toma de decisiones. La Universidad es hoy una institución compleja con multitud de relaciones con el entorno social, nacional e internacional. La agilidad con que responda a las solicitaciones del entorno y a las que se derivan de su propia actividad interna es hoy factor fundamental en la búsqueda de esa calidad académica.