Uno de los principales panaderos de Madrid, detenido por escuchas ilegales
Matías M., uno de los principales mayoristas panaderos de Madrid, fue detenido el pasado martes por su presunta implicación en un delito de escuchas telefónicas ilegales hacia otra empresa de la competencia. La detención, que afectó a dos técnicos supuestamente contratados por Matías M., supone el último episodio en una historia plagada de denuncias, incendios, deslealtades y amenazas entre industriales. "Esto ha sido una trama urdida contra mí por la competencia", explicó ayer Matías M.
Hace más de cinco años que comenzó en Madrid la guerra del pan. Los vecinos de un barrio encontraban pistolas a dos pesetas y otros a 20. La competencia entre los panaderos se apaciguó y los madrileños volvieron a encontrar el pan casi al mismo precio en todos los sitios. Pero la lucha de los mayoristas por convertir en clientas suyas a las tiendas de barrio y panaderías pequeñas nunca terminó.Matías M., director de Panificación y Derivados, confesaba hace un año a sus íntimos que la competencia intentaba boicotearle, amenazando a los proveedores de harina para que dejasen de suministrarle mercancía. Un día, desde su casa, llegó a grabar en una cinta todas las conversaciones con los proveedores. Les llamaba, les comentaba lo mal que lo estaba pasando con una muela aquellos días, y les preguntaba: "¿Es verdad que te han dicho que no me vendas pan?". Aquel día, con aquellas escuchas "totalmente legales", según Matías, no consiguió una prueba definitiva.
Matías aseguraba también que la competencia amenazaba a sus repartidores para que no vendiesen por zonas como la de Carabanchel. Alguna que otra vez intentó tomar fotografías, para presentarlas ante el juez y a la prensa, en las que se viera a la competencia atizando a sus hombres. Pero cada vez que organizaba un montaje con periodistas, estos nunca se presentaban. Y una vez que se presentaron algunos hombres de la competencia, fue para dialogar amistosamente.
El 6 de mayo, una patrulla de policía acudió a la calle del Retamar, donde varias personas retenían a César Alberto H. A. y Francisco P. P. El propietario de una panificadora de la zona les acusaba de haber pinchado los tres teléfonos de su empresa. Al primero de ellos le había sorprendido en plena calle, manipulando un cajetín de teléfonos. Dentro del cajetín había tres grabadoras con cintas conectadas con pequeñas cajas negras.
César Alberto declaró que su compañero le había puesto en contacto con Matías para realizar las escuchas por medio millón de pesetas. El detenido aseguró que en ningún momento pensó que las empresas no perteneciesen a Matías, porque en otra ocasión realizó el mismo trabajo para empresas suyas. Reconoció que la conexión que enlazaba con la otra panadería la inició el pasado 13 de marzo, y cada semana se encargaba de retirar seis cintas grabadas para entregárselas a Matías.
Harina quemada
Matías declaró ayer que todo había sido un montaje contra él a causa de la competencia en el sector. "Hace poco tiempo ardieron de forma muy extraña 90.000 kilos de harina, valorados en 20 millones. La competencia ha llegado a contratar al que era mi brazo derecho". Matías M. se encuentra en libertad, en espera de que se celebre el juicio.
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