"La ampliación no debe servir para cargarse la CE"

El Gobierno español, a medida que se acercan el referéndum y las elecciones del 6 de junio, modula su ortodoxia comunitaria y ofrece signos más dialogantes a los eurorreticentes. "La credibilidad del proyecto europeo requiere que el Reino Unido y Dinamarca nos acompañen", asegura Westendorp. "Nadie puede monopolizar la idea europea"."No podemos chantajear a daneses y británicos", asegura. "Si no quieren estar, que no estén, son libres para decidir, pero nos gustaría ir juntos con ellos", añade. "Como el no es una eventualidad que no queremos ni pensar, no vaya a ser que se realice, no se ha hecho nada, pero uno está preparado siempre para todo".

Si Maastricht es rechazado otra vez por los daneses, habrá una cumbre extraordinaria de los Doce o de una parte de los Doce. Sin ir más lejos, dos días después, el 20, Felipe González coincidirá en Aquisgrán con el canciller Helmut Kohl y posiblemente con François Mitterrand y Ruud Lubbers, en el acto de entrega al presidente español del Premio Carlomagno por su labor europeísta. González y sus socios no dejarán pasar la oportunidad para tomar alguna iniciativa que compense el pánico que pueda suscitar la segunda derrota de Maastricht ante los vikingos.

Westendorp recuerda que hay diez o incluso. once dispuestos a seguir adelante, al margen de los problemas jurídicos que pueda plantear. En el límite, reconoce, Dinamarca podría acceder a colaborar con sus socios para salir del embrollo en caso de una votación negativa. El problema de Maastricht es que al ser un tratado entre Doce necesita la aprobación de todos, incluso para convertirse en un tratado a once o a diez.

Ampliación

Este nuevo discurso español sobre Maastricht está acompañado también de una mayor apertura ante la polémica ampliación de la Comunidad, que ha tenido sus primeras expresiones en la actitud claramente favorable de González en su reciente viaje a Viena y en la visita de su homólogo checo, Václav. Klaus, a Madrid. "La ampliación es positiva por sí misma", asegura el secretario de Estado. "Pero no debe servir para cargarse la CE", añade.

"La ampliación es una de las prioridades españolas, pero junto a la ratificación de Maastricht y la profundización de la construcción comunitaria". Pero Westendorp no ahorra una punta de sarcasmo: "No podemos ampliar la CE porque quienes quieren hacerlo a toda costa todavía no han ratificado". "Así que el retraso en la ampliación es culpa de quienes remolonean en la ratificación de Maastricht", argumenta.

Cuando España apenas se ha recompuesto del susto de las negociaciones urgentes de ampliación con Austria, Suecia, Finlandia y Noruega, han empezado a llamar con insistencia a la puerta los países de Europa central y oriental. "Las nuevas democracias necesitan una referencia clara de su próxima pertenencia a la CE", apunta Westendorp. "No debemos ser cicateros y hay que marcarles el objetivo con generosidad". El problema son los plazos, que nadie en la CE es capaz de fijar.

También hay un pero: "Paralelamente, deberemos hacer un ejercicio de profundización de la CE, la reforma institucional. No es lo mismo una CE formada por 12 que por 16, y no digamos por 23 o 24. No podemos paralizar la CE. La reforma deberá hacerse en 1996 en una conferencia intergubernamental, pero si fuera necesario podría adelantarse para resolver lo antes posible todas estas incertidumbres".

El referéndum danés, Maastricht, la ampliación, ¿despiertan algún interés en el ciudadano español, convocado a las urnas el próximo 6 de junio? "La CE es una cuestión de Estado que no hay que convertir en arma electoral, afortunadamente así es, y como responsable de los asuntos europeos me siento aliviado por ello. Nos permite seguir trabajando".

Westendorp cree que, a pesar de los cambios de opinión coyunturales, "los españoles han comprobado que pertenecer a un área de prosperidad es un buen negocio, incluso con recesión, pues de otra forma los problemas serían mucho mayores". "Imaginemos una España fuera de la CE llamando a sus puertas como los países de la EFTA y del extinto bloque socialista", arguye.

Aunque Europa sea un tema de Estado, Westendorp espera que "Felipe González y su Gobierno tengan cuatro años más para seguir influyendo en la construcción comunitaria". A decir verdad, no se le ve muy convencido de que sea así e incluso de que él mismo vaya a seguir bregando en Bruselas en esta nueva etapa. Por si acaso, señala las que estima preferencias españolas para finales de 1993: "Necesitamos ratificar Maastricht, estabilidad monetaria, desarrollar la iniciativa de crecimiento europeo, bajar los tipos de interés lo antes posible, ampliar la CE y reforzar las relaciones políticas y comerciales con EE UU".