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Pugna por el reparto de bienes

Praga y Bratislava se hallan enzarzadas en una curiosa pelea por el reparto de los bienes de la desaparecida Checoslovaquia. El Gobierno eslovaco, que se apresuró a izar su nueva bandera con la cruz húngara de San Esteban sobre las tres puntas del monte Krivan, exige una importante compensación económica por el uso de la antigua enseña común. El Gobierno checo pretende recuperar las acciones de las empresas de su territorio que, en la primera fase de la privatización, fueron compradas por eslovacos.

Mientras Praga esgrime las deudas de Bratislava con el antiguo, Banco Central, los eslovacos se sacan de la manga pequeñas facturas, como la reclamación de una indemnización por la pérdida de un puñado de pueblos en favor de Polonia tras la II Guerra Mundial. Pequeños mordiscos al pastel de la deuda, que los checos no confían excesivamente en cobrar. Las arcas eslovacas están vacías y su moneda, que los checos desgajaron de la suya, se ha depreciado.

Más información
El error checoslovaco

El régimen comunista de Checoslovaquia se apropió del término federal sin darle, prácticamente, ningún contenido. Cuando desapareció surgieron las inevitables cuentas pendientes entre los distintos pueblos del país, pero el término federalismo estaba descartado de entrada, estaba quemado.

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