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GUERRA EN LOS BALCANES

El Parlamento serbio de Bosnia rechaza el plan de paz

ENVIADA ESPECIAL, "Esta madrugada, la racionalidad política fue derrotada", aseguró Dobrica Cosic, el presidente de la Federación Yugoslava, tras el segundo rechazo por el autoproclamado Parlamento serbio de Bosnia del plan de paz de Cyrus Vance y David Owen. Tras 17 horas de debate a puerta cerrada, 51 diputados confirmaron en la madrugada de ayer la decisión tomada en Bijeljina el 26 de abril pasado: convocar un referéndum popular para decidir sobre la aceptación o el rechazo del plan de paz. Dos diputados se opusieron, 12 se abstuvieron.

Ni las presiones internacionales sobre los serbios de Bosnia ni la presencia de los presidentes de la Federación Yugoslava (Serbia y Montenegro) en la sesión parlamentaria, así como la del primer ministro griego, Constantino Mitsotakis, dieron resultado alguno.El presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, el que fomentó el nacionalismo en su comunidad y estaba acostumbrado a hacer y deshacer a los líderes políticos, sufrió así su mayor golpe político. Dobrica Cosic, autor de numerosas novelas sobre la historia del pueblo serbio, elegido como presidente de Yugoslavia por su autoridad moral, no logró entender a sus hermanos de Bosnia. "El Parlamento adoptó la peor y la más fatal de las decisiones", declaró Cosic antes de añadir: "Este pueblo entra en un periodo de incertidumbre. Se ignora lo que traen los próximos días".

Constantino Mitsotakis, quien había venido acompañado de 43 periodistas griegos llama dos a transcribir para la Historia su victoria diplomática, sólo fue testigo de un fracaso. "Tendrán el mundo entero en contra de ustedes", dijo Mitsotakis. Su intérprete había trabajado 17 horas sin parar, traduciéndole todas las intervenciones.

La cúpula política de Belgrado, reforzada con la presencia de este indiscutible amigo de los serbios que es Mitsotakis, había llegado triunfante al hotel Rajska Dolina [Valle del Paraíso], en la montaña Jahorina. Estaba convencida que bastarían unos discursos para obligar a los diputados a ratificar el plan de paz, firmado el domingo pasado por el líder serbio de Bosnia, Radovan Karadzic, en Atenas. Entre el ambiente de triunfo de la llegada y las caras exhaustas y derrotadas de la salida, pasaron 17 horas llenas de amenazas y discusiones apasionadas, entrecortadas por numerosas pausas destinadas a calmar las tensiones y los ánimos. Slobodan Milosevic fumaba sin parar, mientras escuchaba incrédulo los discursos apasionados. "¡Qué más quieren!", gritó Milosevic a los diputados en su segunda intervención, antes de añadir: "El pueblo serbio no está amenazado si vive en un 43% del territorio de Bosnia". En cuanto a Dobrica Cosic, su cansancio asustaba a su médico, puesto que el presidente fue sometido a varias operaciones de corazón.

Sólo Radovan Karadzic intentó disculpar a los parlamentarios, al asegurar que los mapas que establecen la división de Bosnia en diez provincias eran tan malos que "los diputados no pudieron votarlos". "En condiciones desesperadas, la gente desesperada emprende pasos desesperados", afirmó Karadzic. Los diputados, añadió, "no pudieron asumir el peso de la situación y tomar sólos una decisión tan importante; ambas opciones son trágicas para el pueblo serbio". "No hay necesidad de una intervención militar", concluyó Karadzic, ya que "el Ejército serbio está por la paz".

Los diputados no se cansaban de repetir que nunca más vivirían en Bosnia y Herzegovina y, cueste lo que cueste, defenderían su Estado propio. "Apenas pensaban los huéspedes de Belgrado que les habían convencido, cuan do algún diputado devolvía la discusión al inicio", según describió un parlamentario.

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Un 'sí' con condiciones

Se hicieron numerosas sugerencias a lo largo de la noche: aceptar el plan de paz con varias condiciones, como el mantenimiento de la continuidad territorial de las provincias serbias, el levantamiento de las sanciones en contra de Yugoslavia, la solicitud a la ONU de enviar tan sólo a cascos azules de religión ortodoxa a las provincias serbias. Sin embargo, ni esta aceptación condicionada recibió luz verde. A las 4.30 de la madrugada se optó por el referéndum. Los políticos invitados, rojos de ira y desfigurados por el cansancio y el humo, abandonaron apresuradamente a los serbios de Bosnia dirigiéndose hacia sus capitales respectivas.

Mitsotakis volvió inmediatamente a Atenas. Milosevic regresó a Belgrado para meditar sobre el golpe que le habían dado los hombres cuya rebeldía él mismo instigó. Sin embargo, la llegada repentina, hoy, del mediador internacional en la crisis yugoslava, David Owen, y del enviado especial de Moscú, Vitali Churkin, ayer, recordó a Milosevic que había llegado la hora de tomar decisiones radicales con respecto a los hermanos bosnios.

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