José Herranz González, pionero de la espectroscopia molecular
El pasado domingo día 2 de mayo falleció en Madrid, a los 65 años de edad, José Herranz González, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).Herranz comenzó a trabajar en espectroscopia infrarroja a mediados de la década de los cincuenta, bajo la dirección de Jesús Morcillo, sobre la medida e interpretación de las intensidades absolutas de las bandas de absorción infrarroja. Estos trabajos dieron lugar a la publicación de la Teoría de los tensores polares de enlace, elaborada por Herranz y Morcillo en colaboración con Biarge, teoría que constituye una significativa contribución al conocimiento de las propiedades polares del enlace químico.
A principios de la década de los sesenta, Herranz marchó a Estados Unidos (Illinois Institute of Technology) y Canadá (National Research Council), dirigido este último, a la sazón, por el premio Novel de Física y máxima autoridad en espectroscopia molecular Herzberg, en donde realizó importantes trabajos de investigación en espectroscopia de vibración-rotación. De regreso a España en 1962, e integrado de nuevo en el Instituto de Química Física Rocasolano, del que fue director, constituyó un equipo de investigación en espectroscopia de vibración que consiguió importantes contribuciones científicas dentro de ese campo, concretamente en la determinación de la función de energía potencial molecular.
En su última época, y ya en el marco de la espectroscopia de resonancia magnética nuclear, Herranz desarrolló un modelo para la interpretación de los desplazamientos químicos originados por el grupo péptido, un modelo de futura aplicabilidad en el refinamiento de estructuras de proteínas determinadas por esa técnica.
En resumen, las contribuciones de Herranz dentro de la espectroscopia molecular, una de las más modernas ramas de la física, han de calificarse de excelentes, y mucho más habida cuenta de la precariedad de los medios materiales existentes en la primera época de sus tareas científicas. Obsesionado por la razón, y quizá víctima de ella, sus métodos y enseñanzas basados en el puro raciocinio han dejado una huella indeleble en los espectroscopistas españoles, y particularmente entre los que hemos compartido los últimos años de su actividad científica.
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