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Yeltsin prepara una Constitución al margen del Parlamento y con el apoyo de las regiones

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, fortalecido por los resultados del referéndum, propuso ayer convocar una asamblea formada por representantes de los territorios que componen la Federación Rusa para elaborar el texto de la nueva Constitución al margen del actual Parlamento, elegido en 1990 y manifiestamente contrario a todos los planes presidenciales. El presidente dijo que el Parlamento tiene que optar entre someterse a la voluntad popular manifestada a su favor en el referéndum o enfrentarse al pueblo. A partir de ahora, "todas las decisiones opuestas a las reformas serán anuladas".

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Yeltsin intervino ante los dirigentes de las repúblicas nacionales de la Federación Rusa, a quienes sometió el proyecto de Constitución presidencial para su estudio y presentación de propuestas antes del 20 de mayo. A fines de ese mes o principios de junio, delegados de los territorios rusos, a razón de dos personas por cada uno de los 88 sujetos territoriales de la Federación (si se excluye a Chechenia), "preferentemente juristas profesionales", volverán a reunirse para concertar el texto de la Constitución, según el presidente.La Asamblea que ha convocado Yeltsin podría decidir el procedimiento para aprobar la nueva Constitución, dijo ayer Anatoli Sobchak, el alcalde de San Petersburgo. Uno de estos procedimientos es la convocatoria de una Asamblea Constituyente, que, en el caso de formarse por el procedimiento de delegación, puede tener lugar en Junio, señaló Sobchak.

Por su parte, el Sóviet Supremo decidió ayer acabar de elaborar la Constitución preparada por la Comisión Constitucional del Parlamento, un documento diferente del borrador presidencial, y aprobarla en una sesión del Congreso de los Diputados convocada al efecto para el próximo 17 de noviembre.

Yeltsin, que ayer se reunió también con el Gobierno, dijo ante el Gabinete que la reforma económica está protegida, por el pueblo, gracias a los resultados del referéndum, en el que el 58% de los votantes le manifestó su confianza. En clara referencia al Congreso (superparlamento) y al Sóviet 'Supremo (Parlamento permanente), Yeltsin exhortó a cancelar y no cumplir cualquier decisión contra la voluntad popular, quienquiera que la tome. "Todas las decisiones opuestas a la reformas serán anuladas", a partir de ahora.

Yeltsin interpretó los resultados del referéndum como si fueran unas elecciones, las primeras que se celebran en la Rusia postcomunista, cuyo resultado es una nueva legitimidad del presidente, de la que carece el Congreso de los Diputados, por haber sido elegido en 1990, cuando Rusia era una república soviética que formaba parte de la URSS Esta interpretación, que traza una línea divisoria cualitativa entre el Ejecutivo y el Legislativo, fue también defendida ayer por el viceprimer ministro, Serguéi Shajrai, que expuso las bases de la política regional rusa ante el Gobierno.

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"La época de la demagogia se ha acabado los resultados del referéndum son un mandato directo del pueblo, y no tengo derecho a no cumplirlo", manifestó Yeltsin, para quien el apoyo a la reforma económica (un 52,9% de los votantes) fue "la sorpresa preparada por el pueblo para los enemigos de la reforma". "Durante casi un año y medio hemos trabajado con un enconado enfrentamiento por parte del Congreso y del Sóviet Supremo", señaló ayer Yeltsin. Según el presidente estos dos organismos "deben definirse: o bien apoyan la reforma o bien se enfrentan al pueblo".

Rigor económico

El objetivo principal hoy, según Yeltsin, es reforzar los síntomas de estabilización que han aparecido en la economía (aminoramiento del ritmo de la inflación y recuperación de la producción industrial) y "mantener una dura política monetaria y crediticia" para restablecer el equilibrio perdido a base de la concesión indiscriminada de créditos. La financiación irresponsable de programas de producción y sociales es "el camino de la ruina", señaló el presidente. Yeltsin se pronunció por la estabilización paulatina del rublo y una reforma del sistema de inversiones centralizadas, en el que se introducirán los concursos entre empresas, independientemente de su forma de propiedad.Las inquietudes sobre la integridad del Estado ruso están justificadas, pero han sido exageradas, opinó el presidente, para quien el separatismo político carece de raíces en Rusia. Las inversiones del Estado, que se reparten entre "quien grita más o quien tiene apoyo en el centro", deben dar preferencia a las regiones que más han avanzado por el camino de la reforma, señaló.

Yeltsin afirmó también que no hay tiempo ni fuerzas para luchar contra los adversarios de la reforma, incluidas las estructuras de poder". "Ahora hay que librarse de los que no están con nosotros", dijo.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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