Yeltsin intentará imponer un régimen presidencial tras ganar el referéndum
Los primeros resultados oficiosos del referéndum celebrado ayer en Rusia apuntan un amplio triunfo del presidente Borís Yeltsin e indican que votó en la consulta aproximadamente un 65% del electorado, formado por casi 109 millones de personas. En cuanto se confirme esta victoria sobre el Parlamento, que pretendía limitar sus poderes, Yeltsin intentará imponer un régimen presidencialista para llevar adelante su política.Viene de la primera página
En seis de los ocho primeros distritos orientales del país computados, los primeros que finalizaron el recuento, el líder ruso consiguió porcentajes que oscilaban entre el 60% (en Irkutsk) y el 76,7% (en Chukotka) en la primera y crucial pregunta: ¿Confía usted en el presidente?La incógnita anoche era si el voto de confianza a Yeltsin iba a superar no sólo el 50% de votantes, el límite requerido, sino a ir más allá y situarse en tomo al 50% de todo el censo, lo que supondría un rotundo triunfo. De confirmarse las primeras tendencias, se abría la posibilidad de que los electores consiguieran imponer las elecciones parlamentarias anticipadas, que exigen más del 50% del censo.
Los enemigos de Yeltsin descalificaron su victoria. El presidente del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, aseguró que se opondrá por todos los medios a los cambios constitucionales.
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Jasbulátov: "Mañana, Rusia será igual que hoy"
"Después de la victoria de Yeltsin en el referéndum, hay que utilizar el poder para poner orden", dijo anoche el ministro de Exteriores, Andréi Kózirev, según el cual, "el presidente Yeltsin sin duda lo hará".Los primeros datos distribuidos por el centro de seguimiento de la Administración presidencial fueron los de Koriaksk, una región poco poblada en la que Yeltsin obtuvo en las elecciones de 1991 sólo el 42% de los votos Ahora, sin embargo, ha alcanzado el 67% en la moción de con fianza, con una participación del 73% del censo. A la segunda pregunta, sobre el apoyo a la política económica, votaron favorablemente menos electores, pero también la ganó el presidente con el 54,6%. El triunfo total de Yeltsin en este pequeño distrito lo completaron el rechazo a nuevas elecciones presidenciales -sólo 32,7% del censo a favor- y el apoyo a la renovación del Congreso de los Diputados, con el 52,1%.
Koriask representa el resultado más favorable. para Yeltsin entre los posibles: la secuencia da-da-niet-da. Sí al voto de confianza al presidente, sí a la reforma económica, no a la elección presidencial anticipada y sí a la elección anticipada de un nuevo Congreso.
Estos primeros datos se vieron reforzados con los de Irkutsk, donde Yeltsin logró en 1991 el 53%, ha sumado ahora el 60%; Chukotka, donde alcanzó ayer el 76,7%; Yakutia, con el 67,8%; Magadán, con el 70,2% y Kamchatka con el 70,4%. Los porcentajes más bajos de apoyo a Yeltsin en las primeras ocho regiones contabilizadas fueron los del distrito de Buriatia (48,9%) y Jabarovsk (54%).
La misma tendencia favorable a Yeltsin la mostraban las encuestas a pie de urna difundidas anoche. Una del Fondo de Opinión Pública, efectuada a 2.400 votantes, de 16 ciudades, incluidas Moscú y San Petersburgo, daba al presidente el 75% de los votos en la moción de confianza.
Altos porcentajes de participación, superiores a la media provisional, se dieron en el norte del Cáucaso y en las zonas industriales del Volga, así como en las regiones que van a la cabeza del proceso de privatización. La participación más baja se registraba en Tatarstán, la república más distanciada de Moscú si se exceptúa Chechenia, donde no se celebró el referéndum.
Las bromas de Naína
Borís Yeltsin votó en el colegio electoral. vecino a su domicilio, en un barrio céntrico de Moscú 45 minutos después de que se iniciase la jornada electoral, a las 7 de la mañana, despistando así al nutrido grupo de periodistas que se disponían a registrar su cita con las urnas. El presidente trató así de mantenerse en un discreto segundo plano y apenas hizo declaraciones, limitándose a bromear sobre su esposa, Naína Yósefna. Antes de entrar en la cabina, ésta aseguré que iba a pensar cómo responder a la pregunta sobre la confianza en el presidente. Sonriendo, Yeltsin exclamó: "Seguramente, contestará que no confía".
Durante la jornada, los líderes de la oposición ya parecían dar por sentada la victoria del líder ruso y centraban sus esfuerzos en atacar la nueva Constitución presidencialista que Yeltsin ha vinculado a su triunfo.
Poco antes de las 10 de la mañana, el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, se dirigió a votar a pie, desde su domicilio, antigua residencia del líder soviético Leonid Brézhev. "Mañana, Rusia será igual que hoy", sentenció Jasbulátov, intentando minimizar la importancia del plebiscito. "Es poco probable que se produzcan cambios constitucionales", subrayó el jefe del Legislativo. "Es una aventura, un juego de niños, nada más", exclamó Jasbulatov, que reiteró así su intención de resistirse a los planes de Yeltsin para imponer una nueva Constitución. "Incluso si el cien por cien de los votantes apoyara al presidente, éste no tendrá derecho legal a introducir cambios unilaterales", señaló Jasbulátov.
"Es un desvarío", dijo, por su parte, el vicepresidente Alexánder Rutskói, comentando el comportamiento de Yeltsin, que ha preferido proponer un nuevo proyecto constitucional en lugar del texto elaborado por la Comisión Constitucional del Parlamento. "Está claro que hay que cambiar la Constitución, pero creo que debe examinarse la que fue elaborada por la Comisión Constitucional, que dirige el presidente", dijo Rutskói, que llegó a su colegio electoral en un Volga, el vehículo que le han adjudicado tras desposeerle de su Mercedes, más lujoso.
Borís Yeltsin hizo coincidir con la fecha del referéndum la publicación de un decreto, firmado el 23 de abril, mediante el cual Rutskói fue apartado de la tutela de la agricultura, un cargo que tenía desde 1992.
Al igual que Jasbulátov, el vicepresidente trató de restar importancia al referéndum, definiéndolo como "una encuesta sociológica". Según él, Yeltsin conseguiría una victoria si le votaran entre 90 y 95 millones de personas. Rutskói manifestó que mantenía su "lealtad" al presidente, "como persona", pero que estaba dispuesto a "luchar con su entorno corrompido e inmoral".
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