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Decenas de miles de belgas protestan en Bruselas contra el separatismo

Decenas de miles de belgas desfilaron ayer por el centro de Bruselas para protestar contra el separatismo y levantar su voz de alerta para que el nuevo Estado federal no sea un paso hacia un "divorcio a la checoslovaca".La policía cifró la participación en 25.000 personas, mientras que los convocantes hablan de hasta 100.000. Se considera que ha sido la manifestación más multitudinaria que ha vivido la ciudad en muchos años.

Gentes de todas las edades, familias enteras con niños, protestaron al unísono enarbolando banderas belgas y coreando consignas como "¡Viva Bélgica!" y "¡Viva el Rey!", escrupulosamente repetidas en francés y neerlandés.

Los convocantes, una asociación juvenil a la que se sumaron otras organizaciones ciudadanas y numerosos famosos a título individual, consideraron la protesta un éxito extraordinario.

El relativo buen tiempo -aunque la mañana terminó con un poco de lluvia- contribuyó al ambiente festivo y entusiasta que se respiró durante la pacífica jornada, que se desarrolló sin incidentes. Sólo en algunos lugares aislados se detectaron carteles a favor de la independencia de Flandes.

Un grupo de exploradores abría paso a un cortejo encabezado por una gran bandera belga y pequeñas pancartas "contra el separatismo", junto a los lemas: La unión hace la fuerza y Un flamenco más un valón equivale a dos belgas.

Un nutrido grupo de ex combatientes, que no olvidaron las medallas en casa y que fueron ataviados con corbatas con la bandera nacional, también estaban en los lugares de cabeza de la concentración.

Escasez de políticos

Los políticos escaseaban y sólo había algunos a título personal, aunque la oposición se sumé a los convocantes, al igual que algunos ministros del Gobierno, integrado por una coalición de democristianos y socialistas de las dos ramas (flamencos y valones).La concentración fue una señal de advertencia clara hacia el Gobierno sobre los temores que ha desatado la reciente reforma de la Constitución, concluida el pasado viernes, y que convierte el pequeño reino en un Estado federal con tres regiones con amplias competencias: Flandes al Norte, Valonia al sur y Bruselas al centro.

Entre los manifestantes también se encontraban federalistas convencidos de que la reforma emprendida es el único camino para superar la división cada vez más profunda y una crisis secesionista, que sería el fin del país nacido en 1830.

La reforma del Estado, que entrará en vigor tras ser sancionada por el rey Balduino, más que resolver la crisis abre un periodo de incertidumbre, ya que se desconoce si realmente el enfrentamiento entre comunidades dará paso a una mayor solidaridad, ahora que tienen mayores competencias.

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