La potentísima explosión de un camión bomba devasta el corazón financiero de Londres
La City de Londres sufrió ayer un devastador ataque terrorista. Una persona murió y más de 40 sufrieron heridas a causa de la explosión de una potentísima bomba, quizáde una tonelada, oculta en un camión. Cientos de personas quedaron atrapadas en edificios del corazón financiero, y varios rascacielos, entre ellos el NatWest, el más alto, registraron enormes daños. El coste del atentado, aún no reivindicado pero atribuido al IRA, podría alcanzar los 150.000 millones de pesetas. Poco después de la medianoche, otros dos artefactos estallaron en el centro de la capital sin provocar víctimas.
La City había celebrado, hace dos semanas, la reapertura del Baltic Exchange, el edificio que más daño sufrió en el atentado del 10 de abril de 1992. En aquella ocasión, un coche bomba del IRA causó la muerte a tres personas y dañó la estructura de diversos rascacielos. Casi exactamente un año después, el terrorismo volvió a golpear en el corazón financiero del Reino Unido y Europa. La cifra de víctimas fue ayer relativamente reducida porque los sábados la City está casi desierta.
La bomba estaba oculta, según los artificieros de la policía, en un camión de albañilería aparcado en Bishopsgate, junto a la Torre Natwest y la sede del Hong Kong and Shanghai Bank. La explosión se produjo a las 10.25 de la mañana (11.25 hora peninsular española). Se oyó a 10 kilómetros a la redonda e inmediatamente brotó entre los rascacielos una gigantesca columna de humo y polvo, en forma de hongo, visible desde todo Londres. La nube permaneció sobre la City durante el resto de la mañana. Allí donde había estado el camión bomba quedó un cráter de doce metros de radio, prueba de un estallido terrible. Los artificieros calcularon que la bomba debía contener una tonelada de explosivo, elaborado a base de productos fertilizantes.
La Torre Natwest emergió de la explosión sin una sola ventana y con posibles daños estructurales. Muchos otros edificios de oficinas resultaron afectados y las personas que se encontraban en ellos quedaron, en bastantes casos, bloqueadas durante horas. Medio millar de policías, bomberos y personas sanitario colaboraron en las tareas de rescate.
Aplastado
Casi todas las víctimas fueron heridas por la lluvia de cristales rotos que caía desde los rascacielos. La persona muerta, un hombre del que no se había facilitado la identidad anoche, fue hallada por los equipos de rescate horas después de la explosión. Estaba dentro de uno de los edificios parcialmente hundidos y, al parecer, había muerto aplastada por toneladas de escombros. Ninguna de las 34 personas hospitalizadas, entre las que no había niños, mostraban heridas graves. Pero algunas de ellas sufrían tremendos cortes en la cara y a un hombre tuvo que serle reimplantada la nariz.
Hubo al menos dos avisos antes del atentado, transmitidos a medios de comunicación. Los avisos se produjeron con media hora de antelación, pero no especificaron el lugar exacto donde estaba colocado el artefacto. Según un portavoz de la policía, que había iniciado la evacuación de la City cuando sobrevino el estallido, "los terroristas no querían evitar, daños a las personas, sino confundir a la policía y multiplicar el efecto del atentado sobre la vida de la ciudad".
El IRA consiguió sumir en el caos grandes zonas de Londres. La bomba de la City forzó .el cierre de una gran área al este de la ciudad y la interrupción de tres líneas de metro. Media hora después, un falso aviso de bomba en los grandes almacenes Harrod's de Knightsbridge, al suroeste de la ciudad, hizo necesario cortar varias calles y provocó grandes atascos.
Poco después de la medianoche (hora peninsular española), otros dos artefactos estallaron cerca de la estación de King's Cross, pero no provocaron víctimas.
El Gobierno británico reaccionó con discreción, "para no conceder al IRA el beneficio de la publicidad", según un portavoz de Downing Street. El primer ministro, John Major, se limitó a declararse "muy preocupado" desde su domicilio particular en Huntingdon, en las cercanías de Londres.
El IRA (Ejército Republicano Irlandés) ha intensificado este año sus ataques contra ciudades británicas. Caniden Town (Londres) en febrero, Warrington (cerca de Liverpool, con dos niños muertos) y una refinería al norte de Inglaterra, el pasado jueves, han sido objetivos de la campaña terrorista.
Objetivo prioritario
A finales del año pasado, la policía evitó que un coche-bomba hiciera explosión en los Dock-lands londinenses junto a la Torre Canary, el rascacielos más alto de Europa. Scotland Yard temía un gran "atentado publicitario" del IRA y, desde hace tres semanas, había incrementado su vigilancia sobre la City, un objetivo prioritario de los terroristas por su resonancia internacional.
La reaccion más inmediata fue ayer la de las compañías aseguradoras. La explosión de hace un año dejó facturas por valor cercano a los 100.000 millones de pesetas. Tras el atentado de ayer, parece claro que la City se ha convertido en una zona de alto riesgo y las compañías aseguradoras dicen necesitar la colaboración del Gobierno británico, a través de una sociedad especial de seguros para la City, para la cobertura de indemnizaciones por terrorismo.
Pese al desastre, el Lord Mayor prometió que la City "volverá al trabajo el lunes", tal como hizo tras la explosión de hace un año. Decenas de miles de personas tendrán que ser realojadas en oficinas improvisadas: hoteles, locales vacíos y edificios de la competencia.
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