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Austria interna a refugiados en cárceles especiales para extranjeros

Cientos de extranjeros que en los últimos meses han entrado en Austria, por la llamada frontera verde (los pasos ilegales en la frontera austriaca), han sido detenidos y enviados a cárceles habilitadas exclusivamente para ellos. Los refugiados temen ser deportados a sus países de origen a pesar de haber pedido asilo, lo que según ellos significaría un riesgo para sus vidas.

La nueva y restrictiva ley de asilo austríaca, en vigor desde junio del año pasado -y duramente criticada por la organización internacional de derechos humanos Amnistía Internacional- permite expulsar del país a los extranjeros que hayan pedido asilo antes de que finalicen sus procesos de apelación en segunda instancia.

El grupo más amenazado por la expatriación lo forman alrededor de 30 albaneses de la provincia serbia de Kosovo, que se encuentran internados en una cárcel de Viena donde también están detenidos docenas de kurdos de Turquía y tamiles de Sri Lanka que han solicitado asilo.

Austria ha deportado en el último año a un número no revelado de albaneses de Kosovo, la mayoría de ellos objetores de conciencia o desertores del Ejército de la antigua Yugoslavia, enviándolos en trenes con destino a Belgrado.

Según Hans Staudinger, encargado de asuntos legales del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) "la detención en Austria se ha convertido en un sustituto de los albergues para refugiados".

El director de Cáritas-Austria, prelado Helmut Schüller, aseguró que para el Ministerio del Interior otorgar asilo a los albaneses "no es cuestión de compasión, sino de justicia".

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