Los Ángeles se prepara para lo peor a la espera del veredicto del 'caso King'
La ciudad estadounidense de Los Ángeles vive días de pánico y se prepara para lo peor. Hay una tensa espera del veredicto de los 12 miembros del jurado que ayer volvieron a reunirse por tercer día consecutivo para decidir la suerte de los cuatro policías blancos acusados de violar los derechos civiles del ciudadano negro Rodney King, cuyo apaleamiento fue filmado en vídeo y dio la vuelta al mundo. Los habitantes de la ciudad californiana temen que el veredicto desate una ola de violencia indiscriminada similar a la que se produjo el 29 de abril del año pasado, cuando los acusados fueron absueltos de toda culpa por un jurado del Estado de California en el primer juicio del caso King.
En esta ocasión, los procesados (el sargento Stacey Koon, los oficiales Laurence Powell y Theodore Briseno, y el ex oficial de policía Timothy Wind) han sido sometidos de nuevo a juicio bajo cargos federales. Su absolución, hace un año, de la acusación de utilizar fuerza excesiva contra King desencadenó cuatro días de disturbios por todo el país que produjeron 53 muertos y 2.400 heridos.Más de 600 hombres de la Guardia Nacional de California se mantienen alerta en vehículos blindados a lo largo y ancho de la ciudad, dispuestos a desplegarse en las zonas conflictivas tan pronto se produzca el primer signo de disturbios si los acusados vuelven a ser absueltos.
Las fuerzas policiales han sido reforzadas con mayor número de agentes y los Angeles Guardianes, una organización de voluntarios que patrulla las calles de la ciudad para impedir la delincuencia, están asimismo preparados para intervenir. Lisa Sliwa, la esposa del fundador de la organización (Curtis Sliwa), llegó el domingo a Los Ángeles procedente de Nueva York para coordinar la acción antidisturbios de este grupo.
Actuación contundente
Sliwa declaró que los acusados deben ser declarados culpables, si bien añadió que su. organización estará preparada para enfrentarse a los saqueadores. Los Ángeles Guardianes van desarmados, llevan gorras rojas como distintivo y actúan en grupos de 10 personas. Un sondeo de opinión publicado el domingo por Los Angeles Times indica que la mayoría de los residentes de la ciudad temen que el veredicto encienda de nuevo la chispa de la violencia, aunque el 58% considera que esto puede impedirse con la actuación contundente de las fuerzas de seguridad. La mayoría espera que la policía proteja sus barrios.Sin embargo, y a pesar de las llamadas policiales a la calma, muchos coreanos propietarios de tiendas -los principales perjudicados por los saqueos e incendios del año pasado- se han provisto de armas para defender sus bienes. Algunos han cerrado sus establecimientos y sellado los escaparates con tablones.
En los suburbios de Compton y Long Beach, afectados gravemente por la revuelta del año pasado, han sido cancelados todos los permisos de los policías.
Los líderes religiosos de Los Ángeles han hecho llamamientos a la paz aprovechando los servicios religiosos del Domingo de Resurrección. El reverendo Major Johnson, un pastor de una iglesia negra del suburbio de Carson, aseguró: "Haremos cuanto esté en nuestra mano para convencer a la gente de que hay otras formas de protesta". En Coreatown, el reverendo Sung Soo Whang mostró toda su confianza en la policía: "Padre, te damos gracias por el jefe Willie Williams... y por las fuerzas policiales que nos garantizan el mantenimiento del orden".
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