Guerra accedió en Moncloa a perder poder a cambio de que el único ganador fuese el presidente
Felipe González y Alfonso Guerra mantuvieron una dura negociación el viernes en Moncloa que terminó con concesiones mutuas de los dos líderes del PSOE. González logró el cambio de "filosofía" sobre Filesa al reconocer por primera vez que la ejecutiva "colectivamente" es responsable políticamente de] caso. En cambio, no consiguió que las dimisiones fuesen más arriba del ex responsable de Finanzas, Guillemo Galeote. Guerra, aunque se resistió, aceptó la creación de un comité de estrategia, que merma la autoridad de la ejecutiva, pero sin que el mismo se halle ningún renovador destacado. "Guerra acepta porque el poder que pierde va a parar a Felipe González y no a otros", sentencia un asistente a la reunión.
La mayoría de los miembros de la ejecutiva así como dirigentes regionales se mostraban ayer satisfechos por el compromiso alcanzado. No es satisfacción, en cambio, la que muestran quienes vivieron la negociación del viernes en Moncloa y que participaron los días anteriores en las conversaciones preparatorias de esa reunión final. José Luis Corcuera, ministro del Interior; Manuel Chaves, presidente andaluz; Francisco Fernández Marugán, responsable de Finanzas del PSOE, y Joan Lerma, presidente valenciano, han actuado de intermediarios en estas difíciles negociaciones. Los asistentes calibraron la enorme grieta abierta en el PSOE y la necesidad perentoria de concesiones por ambos lados.González tuvo que desechar algunas de sus medidas iniciales cuando conoció que un sector importante del partido iba a oponerse. Aceptar la dimisión de Txiki Benegas iba a ser motivo de una guerra abierta. En algún momento González pensó en aceptarle la dimisión e incluso se propuso a Ramón Jáuregui el puesto de secretario de Organización. Según fuentes cercanas a la negociación, Jáuregui se negó a sustituir a Benegas, pero aceptó formar parte del nuevo comité de estrategia.
La carta de Benegas
El hecho de que Benegas diera a conocer en público la carta enviada a Felipe González el 1 de abril descubrió la guerra interna del PSOE. "Le pedí que no la hiciera pública", reconoció el sábado el secretario general del partido en su conferencia de prensa y con ello la irritación que ese hecho le produjo. Benegas consiguió con ese acto "que todo el partido supiera que había una ofensiva como nunca de los renovadores", señala un guerrista.
En la reunión de Moncloa, según fuentes conocedoras de lo ocurrido, hubo que ir relacionando de manera permanente el caso Filesa con la crisis interna. Guerra nunca perdió de vista que medidas sobre la corrupción podían ser interpretadas por el sector renovador como una victoria propia. Así, se negó rotundamente a la dimisión de Benegas y el capítulo de dimisiones se cerró con Guillermo Galeote y Carlos Navarro. Guerra argumentó que estaba en contra de la dimisión de Benegas porque la cadena ya no pararía. "Después irán a por tí", señaló Guerra a Felipe González en referencia a la oposición y a los sectores que piden dimisiones. Este aspecto también tenía traducción interna. La dimisión de Benegas supondría un debilitamiento del aparato. Guerra aceptó finalmente que al día siguiente la ejecutiva reconociera "colectivamente" su responsabilidad política por Filesa.
Más espinosa fue la creación de un comité de estrategia electoral en el que Guerra estaría, pero rodeado de otros dirigentes. "Alfonso Guerra cedió porque el poder que pierde no se lo llevan otros sino que se lo lleva Felipe", señala un asistente a la reunión. El vicesecretario general mostró su oposición sin paliativos a que algún renovador destacado estuviera en dicho comité.
Cuando empezó la reunión del sábado la mayoría de los miembros de la ejecutiva sabían que las dimisiones empezaban y terminaban con Guillermo Galeote y que se creaba dicho comité.
Una dirección provisional hasta el congreso del partido
El comité estratégico que el secretario general del PSOE, Felipe González, designará de manera inminente y que gobernará el partido hasta el próximo congreso pretende representar la nueva cara del PSOE. Este organismo ejecutará las funciones propias de la comisión ejecutiva del partido, que pasará a un segundo plano.Además del papel protagonista de Felipe González, y la presencia del vicesecretario general, Alfonso Guerra, que tendrá una labor en la sombra, los nombramientos del secretario general para ese comité pretenden ofrecer una nueva imagen del PSOE ante la sociedad y ser la representación de un partido que sale de la crisis "sin vence dores ni vencidos", en la clave interna.
Los nuevos rostros son José Luis Corcuera, Ramón Jáuregui, Manuel Chaves, Joan Lerma y Francisco Fernández Marugán. Éstos son sus perfiles políticos:
José Luis Corcuera: Cuenta con la doble confianza de González y de Guerra, y con un prestigio social por sus éxitos como ministro del Interior, especialmente en la lucha contra ETA. Conoce los entresijos del Gobierno, como ministro, y los del partido, del que fue miembro de su comisión ejecutiva, antes de ser nombrado titular del Interior en 1988.
Ramón Jáuregui: Ofrece una buena imagen ante la sociedad y en el PSOE, en el que le acpetan todos los sectores enfrentados. También compendia la experiencia partidista e institucional, muy del agrado de Felipe González. Es secretario general del Partido Socialista, de Euskadi y ha sido vicepresidente del Gobierno vasco, en coalición con el Partido Nacionalista Vasco.
Manuel Chaves: Pertenece al clan de la tortilla, la cuadrilla sevillana de Felipe González y Alfonso Guerra. Además de contar con la confianza de ambos y con la simpatía generalizada en el PSOE, es un todoterreno de la política socialista. Ha sido y es miembro de la Comisión Ejecutiva, ministro de Trabajo y actual presidente de la Junta de Andalucía. Llegó a ser el candidato a la presidencia del Gobierno propuesto por el aparato en el caso de que Felipe González no se hubiera decidido a presentarse a los comicios.
Joan Lerma: Ha mantenido un gran hermetismo y ha hecho innumerables equilibrios para evitar su clasificación en el conflicto de familias en el partido. Este dato, unido a su inequívoco felipismo y a representar a la segunda federación en importancia del PSOE (junto con Andalucía supone casi el 40% de la militancia socialista), hace de Lerma un candidato casi inevitable para un comité de estas características. Además aporta un componente institucional, del agrado de González: es el presidente de la Generalitat valenciana.
Francisco Fernández Marugán: Es el hombre del aparato del PSOE que menos hostilidad provoca en el sector renovador del partido y un estrecho colaborador de Felipe González, tanto desde Ferraz como desde La Moncloa. En la reunión del Comité Federal del partido del pasado 22 de enero fue elegido coordinador del programa electoral, tarea que impulsado en las últimas semanas.
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