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Finaliza la huelga de recogida de basuras

Francisco Peregil

La huelga de la recogida de basuras en Madrid, que ha sumido a la ciudad en cuatro días de suciedad, ha quedado suspendida hasta que la asamblea de los 1.400 trabajadores del colectivo ratifique el preacuerdo alcanzado esta madrugada por sus representantes. El comité de empresa arrancó esta madrugada a la empresa Fomento de Construcciones y Contratas un convenio colectivo para 1993 que establece una subida salarial del 5,5% y un día más de descanso anual, según informaron fuentes del sindicato UGT.

La jornada de ayer, cuarta de huelga y primera de conversaciones directas entre las partes en conflicto, se presentó plagada de reuniones a distintas bandas, que se remitían una tras otra a la última y definitiva: la que se celebró con ojeras y panchitos entre 11 sindicalistas y seis representantes de la empresa desde las ocho de la tarde hasta la madrugada. Hacia la 1.30 de la mañana de hoy se llegaba a un principio de acuerdo que se hará definitivo cuando los trabajadores lo acepten en asamblea.Sindicalistas y empresa se sentaron a negociar con buena voluntad. Primero, los representantes de los trabajadores rebajaron la oferta que habían presentado los cuatro días anteriores: De una subida salarial del 8% pasaron al 7%. Y ya no solicitaban seis días más de descanso, sino tres.

La empresa, a las once de la noche, no aceptó esta oferta, pero cedió a una subida del 3%, en vez del 2% inicial. El ambiente, anoche, en la planta séptima de la sede de Federación de Servicios Públicos de UGT, era tenso hasta que se alcanzó el preacuerdo.

También se palpaba cierta tensión controlada y cierto optimismo en la asamblea que celebró el comité de empresa en la sede central de UGT. A las cinco de la tarde unos mil recogedores de basura -de los 1.400 que forman el colectivo- mostraron su apoyo hacia sus representantes, que una y otra vez repetían lo bien que estaba saliendo la huelga. "Si hace un mes, alguien me dice que esto iba a salir tan bien", aclaró un obrero ante los micrófonos, "yo le digo: 'Tío te estás pinchando-.

Otro compañero planteó una cuestión: %Y después qué? ¿Cuando se acabe la huelga seguiremos trabajando a destajo o como lo estamos haciendo hasta ahora?". El comité de empresa prometió, ante las ovaciones que ocasionó esta pregunta, un referéndum para determinar qué se hacía.

'Tamos muy bien compañeros", declamó un representante de UGT. "Estamos ganando la batalla al Ayuntamiento y a la zorra ésa de la Esperanza Aguirre [concejal de Limpieza], que es una zorra". "A nosotros nos ha llamado navajeros un concejal del Ayuntamiento, pues que no lo tomen a mal esto", declaró horas después el representante sindical. La concejal de Medio Ambiente también había recriminado días antes a los trabajadores, alegando que tenían unos sueldos "estupendos".

Más le aplaudieron los obreros al compañero que dijo: "Muchos dicen que ganamos mucho dinero, ¿pero cuántas veces ha cogido esa gente una rata entre las manos?".

En la mañana, el delegado del Gobierno, Miguel Solans, hizo gala de grandes dosis de diplomacia cuando, tras varias horas, consiguió que el Ayuntamiento se comprometiera a lidiar por la tarde con la empresa y los trabajadores.

Solans, la única persona autorizada para ordenar que el Ejército limpie las calles, anunció las tres reuniones de la tarde, en el transcurso de las cuales se fue desenredando este conflicto.

Petición del alcalde

A las 18.00 horas, Álvarez del Manzano se reunió con los representantes de UGT y CC OO. Pidió a los obreros que interrumpieran la huelga durante todo el tiempo que se prolongaran los actos oficiales por el luto de don Juan de Borbón. "Esto es de risa", comentaron incrédulos algunos sindicalistas. "Así, nunca nuestros paros serán efectivos".

En una segunda reunión, el alcalde le hizo saber a la compañía de las Koplowitz que el Ayuntamiento no está dispuesto a pagarle a Fomento más dinero del que ya les paga: 8.000 millones de pesetas al año.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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