Vibraciones en un camión
"Esto empieza a zumbar, tendremos que ir a verter a Valdemingómez". La vibración del camión triturador de la basura indica a los dos mozos, Juan, de 28 años, y José, de 20, que está lleno. Hace dos horas que salieron a recoger, a medianoche. El camión ha tardado en llenarse el doble de lo normal: "Es que si no hay huelga trabajamos como bestias, pero ahora cumplimos el reglamento", señala José, que se mira las manos enguantadas mientras a duras penas hace pasar un contenedor entre dos coches aparcados. Sistemáticamente colocan las bolsas sueltas en los contenedores, según la norma de la empresa. En condiciones normales las arrojarían directamente al camión. Momentos antes se han acercado dos encargados a la calle de Santa Engracia, donde hace la recogida esta unidad. El conductor, Antonio, de 57 años y 14 trabajando en la empresa, explica: "Vienen para avisar que hagamos lo de todos los días, dos portes. Pero esta noche, no, no... Excusa a los mensajeros: "Dicen que son unos mandados". Hacia las 2.15 enfila el vehículo, con gesto cansino, a la carretera de Valencia. Descargarán el camión y cenarán en un bar próximo al vertedero.
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