Yeltsin prepara un plan de reactivación en Rusia antes de la reunión con Clinton

El paréntesis abierto tras la feroz lucha por el poder en Moscú se ha cerrado. La ruinosa situación del país y el nuevo plan de impulso a la reforma económica, que el Gobierno está terminando de perfilar ante la cumbre que Borís Yeltsin y Bill Clinton mantendrán este fin de semana y ante la próxima reunión de ministros del Grupo de los Siete (G-7), han regresado al primer plano. El plan baraja una ayuda exterior de 20.000 millones de dólares.

Yeltsin dedicó ayer la jornada a "tareas rutinarias", según un portavoz presidencial, sin despejar las dudas sobre la eventual convocatoria de una consulta paralela al referéndum decidido por el Congreso para el 25 de abril. Pero al mismo tiempo, su equipo económico siguió trabajando en un plan que no difiere en lo sustancial de anteriores proyectos.Como en el plan de la primavera de 1992, un aspecto básico es la renegociación de la deuda exterior, de 80.000 millones de dólares, con el fin de prolongar al máximo los plazos de devolución. Un portavoz del área económica aseguró que esta semana viajará a París el viceprimer ministro Alexandr Shojin para tratar de llegar a un "acuerdo sustancial" con los acreedores y obtener un respiro que "permita reconstruir la economía".

El segundo punto básico, que coincide con el plan del año pasado, es la creación de un fondo de 5.000 o 6.000 millones de dólares que permita la estabilización del rublo, en cuya creación debería tener un papel determinante el Fondo Monetario Internacional (FMI). Pero el representante de esa institución en Moscú, Jean Foglizzo, ya dejó claro el martes que la creación de ese fondo sería inútil mientras se mantengan niveles de inflación del 25% mensual.

Viejos objetivos

Otros objetivos que se recogen en el plan actual, debido a que con el anterior tampoco se pudieron alcanzar, son la reducción drástica del déficit presupuestario y una disminución de los créditos a empresas inviables. Ambas cuestiones están en manos del Parlamento, que controla en última instancia el Banco Central y las imprentas de acuñar dinero, y que no está dispuesto a colaborar con el Gobierno, máxime tras las últimas tensiones.El proceso inflacionario propiciado en parte por la proliferación de créditos ha sido en todo caso consentido por el propio Yeltsin que, en alguna ocasión, ha mostrado su preocupación por el disparo del desempleo que supondría un cierre masivo de empresas inviables. En el nuevo plan se prevé un programa de obras públicas precisamente para tratar de absorber desempleados, pero también se establece la revalorización de los ahorros de la población, una medida que puede agravar la inflación. El monto de la ayuda exterior necesaria fue cifrado hace un año por George Bush en 24.000 millones de dólares.

[El Banco de Rusia ha subido del 50% al 100% anual el tipo de interés que cobra por los créditos que concede a las empresas estatales, según informó ayer la agencia rusa Interfax. A pesar de la subida, que responde a una solicitud del Gobierno, los créditos del banco central seguirán concediéndose a tipos reales negativos, ya que la inflación en Rusia se cifra en un 25% mensual y en 1992 superó el 2.000%].