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El Rey y el Príncipe se reúnen con los tenientes generales para abordar la reforma del Ejército

Miguel González

El Plan Norte, que reforma profundamente la actual organización y despliegue del Ejército de Tierra, fue el eje central de la reunión extraordinaria que, bajo la presidencia del Rey, celebró ayer el Consejo Superior del Ejército, del que forman parte todos los tenientes generales en activo. En su visita al Cuartel General del Ejército, don Juan Carlos estuvo acompañado por el príncipe Felipe, con uniforme de capitán, que asistía por primera vez a una reunión de este tipo, y por el ministro de Defensa, Julián García Vargas.

Además de los pormenores de la reforma, el Rey y el Príncipe, a quienes los tenientes generales transmitieron su pesar por el estado de salud del Conde de Barcelona, fueron informados de la situación en Bosnia-Herzegovina, donde opera un batallón español, integrado mayoritariamente por legionarios, que será relevado durante el mes de abril. Tras la reunión, sin precedente en los últimos años, don Juan Carlos y don Felipe visitaron el Cuartel General, especialmente la división de Inteligencia y el Centro de Operaciones del Mando Terrestre.

El Plan Norte (Nueva Organización del Ejército de Tierra) supone un cambio revolucionario en la estructura y despliegue del más voluminoso de los ejércitos e incluye la supresión de las capitanías generales y gobiernos militares, la disolución de cuatro de las cinco divisiones actuales y la reducción al mínimo de la presencia militar en el norte de España.

El objetivo del proyecto, según dijo el jueves en el Pleno del Congreso el ministro de Defensa, Julián García Vargas, es "mantener únicamente aquellas unidades que puedan ser dotadas de personal, equipadas y sostenidas en tiempo de paz y cuya organización debe responder a criterios de movilidad y flexibilidad".

Algunas de las propuestas más novedosas del plan, elaborado por el propio Estado Mayor del Ejército, podrían, no obstante, modificarse. García Vargas ha declarado que se está reconsiderando la supresión de las capitanías, aunque su eliminación es consecuencia de una doctrina que no se cuestiona: que el despliegue del Ejército obedezca a razones funcionales (la misión que se le encomienda) y no territoriales (la ocupación del propio país).

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Sanciones disciplinarias

Quienes dentro del Ejército se oponen a suprimir capitanías y gobiernos militares argumentan que se rompería la actual cadena de mando a efectos orgánicos, que sirve entre otros objetivos para imponer sanciones disciplinarias. También arguyen que la falta de mandos territoriales impediría aplicar la legislación sobre el estado de sitio, que prevé la delegación de facultades extraordinarias, reservadas al poder político o judicial en condiciones normales, a la autoridad militar de la zona donde se instaure.

El Plan Norte mantiene una estructura territorial exclusivamente logística, por lo que una vía para resucitar capitanías y gobiernos militares sería reforzar las competencias de los jefes logísticos, provinciales o regionales, más allá de lo previsto.

Otra vía es que los tres mandos operativos regionales que incluye el proyecto (Norte, Centro y Sur), cuya potestad se limitaría a las cuatro brigadas de defensa territorial y a la movilización de reservistas, aumenten su poder hasta convertirse en capitanes generales bis. La cuestión latente es que, con la nueva estructura, no tiene sentido mantener el mismo número de generales, como hace el proyecto de ley de Plantillas remitido a las Cortes.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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