Entre las estrellas

La expectación provocada por el último trabajo de El último de la Fila, Astronomía razonable, y su arriesgada presentación en directo al unísono de la edición del disco han tenido una repercusión de magnitudes casi desconocidas para una banda nacional. Siete días estarán en Madrid después de haber estado otros tantos en Barcelona, un maratón agotador para llegar a un gran público de manera intimista y directa porque, sin duda, una de las cualidades más sorprendentes del dúo catalán es su capacidad para mantener un diálogo entre su música y su público a niveles arrasadores.Quimi Portet y Manolo García fueron generosos, no escatimaron en entrega e ilusión, haciendo de Astronomía razonable, en directo, la conjunción de las energías acumuladas durante sus dos años de silencio desde aquel fallido pero exitoso Pequeño catálogo de seres y estares.

La noche de Astronomía razonable estuvo llena de sorpresas; la primera, que.. luego se conformaría como uno de los protagonistas activos de la velada, fue su escenario. Diseñado por Els Comediants, participó en todo momento recreando los ritmos y sonidos, arropando con un manto de estrellas, fuego ficticio y figuras y signos de astronomía el recorrido por la música. Manolo García se ocupó de dirigir e incitar con su buen hacer sobre el escenario la participación del público, que ya, y con apenas una semana desde la aparición de Astronomía razonable, conocía las letras de las canciones.

Quimi estuvo preciso e intenso desde su timidez sobre el escenario bajo la penumbra de las luces, escondido entre sus músicos y dando a Manolo todo el espacio para su vitalidad y movimiento. La noche siguió el curso del tiempo, y la elección de los temas que se realizarían en el directo giró en torno a todos sus trabajos. Para las dos horas de concierto: Lejos de las leyes de los hombres, Querida Milagros, El loco de la calle, A jazmín, Canta por mí, Mar antiguo, El que canta su mal espanta, Lápiz y tinta...

La magnitud del escenario podría haber hecho imaginar que lo que aparecía sobre sus tablas sería una numerosa banda con un numeroso y complicado equipo de directo; sólo cinco músicos junto a Manolo y Quimi Portet lograron la nitidez y claridad que dominó su primer concierto en Madrid. La fluidez del sonido y en especial la voz, clara, potente y perfectamente dominada, mostraron a El último de la Fila como unos auténticos profesionales de la música de este país.

El respaldo de su buen hacer tiene sus momentos más monótonos en su talón de Aquiles: la linealidad y similitud entre muchos de sus temas. El estilo único de sus creaciones muchas veces se convierte en un paseo simple por un sonido explotado con demasiada facilidad. Los primeros acordes confunden la identidad de los temas, incluso a quienes los conocen. Sin embargo, el desarrollo que hicieron en directo les confiere formas más trabajadas y completas con nuevas dosis de imaginación.

El grupo y su Astronomía razonable conjugan la sencillez musical y personal con una nueva visión más compleja y densa de su música. El Ultimo de la Fila está entre los primeros.