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Li Peng descarta el pluralismo político en China

Juan Jesús Aznárez

China, que ayer acusó al Reino Unido de obstaculizar la pacífica devolución de Hong Kong y rechazó cualquier negociación sobre la democratización de la colonia, descartó medidas de austeridad. Pekín intentará un crecimiento económico superior al previsto, pese a los repuntes inflacionistas y al recalentamiento observado en algunos indicadores. El primer ministro, Li Peng, cuya confirmación se da como segura, descartó el pluralismo al advertir que no se tolerarán atentados contra "la estabilidad política y social que tanto ha costado atesorar".

ENVIADO ESPECIALEl informe de Gobierno, presentado por Li en la sesión inaugural de la VIII Asamblea Popular, pareció confirmar que, en estos momentos, la dirección del Partido Comunista Chino (PCCh) teme más los graves problemas de ajuste de la apertura económica que las amenazas involucionistas provenientes de los cuadros opuestos a la misma. No hay ninguna señal en China de oposición organizada. Quien intentó crearla cumple condena, y los negocios han sustituido al activismo.Li Peng fue especialmente aplaudido por los cerca de 3.000 diputados cuando aludió a Hong Kong, colonia británica que revierte a China dentro de cuatro años. La crisis sobre el enclave surgió el pasado año al proponer el gobernador británico una mayor representación popular en sus órganos legislativos. El PCCh considera que esta iniciativa vulnera el espíritu de la Declaración Conjunta firmada en 1984 por los dos países para la devolución de la próspera colonia.

El recalentamiento y la tendencia inflacionista de la economía china, dos de los factores detrás de las manifestaciones callejeras de 1989, habían hecho pensar en un frenazo oficial para evitar un descontrol de consecuencias sociales imprevisibles. La marcha atrás ha debido parecer más peligrosa que un aceleramiento en la compleja apertura.

Metas grandiosas

Li Peng reconoció que se ha reajustado el VIII Plan Quinquenal para que el crecimiento anual sea de un 8% o un 9% en lugar del 6% previsto. "Permitirá alcanzar, de aquí a cinco años, la grandiosa meta, prevista en un principio para el año 2000, de cuaduplicar el producto nacional bruto del año 1980". Pero el desafío es colosal. "Sólo mediante decenios de tenaz trabajo de varias generaciones podremos cambiar en forma radical nuestra fisonomía de atraso económico, de modo que todo el pueblo alcance una vida acomodada".Periodistas, embajadores, encargados de negocios y otros invitados, algunos con prismáticos de campaña, siguieron la sesión de apertura desde los palcos del Gran Palacio del Pueblo, situado en la Plaza de Tiananmen, recordada por Li Peng cuando en su discurso se refirió de pasada a las "complejas circustancias" que China debió superar tras la "sedición contrarrevolucionaria" de junio de 1989.

La corrupción y la evasión de impuestos por las administraciones locales de provincias abiertas a la economía de mercado fueron citados como serios problemas.

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La diplomacia ocupó un espacio reducido. China insiste en entrar en el GATT (Acuerdo sobre Aranceles y Comercio) y ayer amenazó de nuevo con acciones "drásticas". También hubo amenazas de invasión si la opción independentista se impone en Taiwan, la isla considerada por Pekín como una provincia renegada.

Li Peng efectuó una pormenorizada enumeración de los logros registrados con la reforma que abandera Deng Xiaoping y que él, como jefe de Gobierno, ha puesto en práctica: desde un crecimiento del 7,9% en los últimos cinco años, a la progresiva mejora de la calidad de vida, pasando por una alimentación más rica o por mayores ingresos familiares y mejor vestido. Reconoció asimismo la existencia de empresas estatales ineficaces, atraso en el campo, residencia de 800 millones de personas; especulación en el litoral fronterizo con Hong Kong y graves diferencias en el desarrollo regional.

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