Los guardaespaldas del 'ultra' Le Pen provocan el primer incidente grave de la campaña electoral
Empezaba a ser raro que el derechista Frente Nacional diera tan poco que hablar. Este extraño silencio fue roto ayer en la localidad minera de Gardanne, próxima a Marsella, en la que la presencia de Jean-Marie Le Pen provocó los incidentes más graves de la campaña electoral francesa. Después de que cuatro manifestantes antifascistas fueran heridos por su servicio de orden, los gendarmes detuvieron a 18 ultraderechistas cargados de cuchillos, porras y granadas lacrimógenas. Las últimas encuestas autorizadas a publicarse durante la campaña confirmaron ayer que los socialistas recibirán un duro castigo.
Hasta ahora, los únicos incidentes de la campaña habían sido los numerosos lanzamientos de huevos y verduras contra los candidatos socialistas. Ayer le tocó a Le Pen sufrir este tipo de agresiones. Rodeado por varias decenas de guardaespaldas, el líder del Frente Nacional quiso hacer campaña en Gardanne, un feudo político comunista, en el que, además, abundan los inmigrantes. Le Pen comenzó a recorrer el mercado denunciando como "millonario corrupto" a Bernard Tapie, candidato socialista en esa circunscripción. Un centenar de personas empezó a insultarle y arrojarle productos.Los guardaespaldas de Le Pen no podían consentir este atropello. Sacaron sus armas y comenzaron a apalear a los manifestantes. El enfrentamiento, breve pero de gran violencia, terminó cuando los gendarmes se decidieron a intervenir y empezaron a repartir garrotazos a diestro y siniestro. Tras dispersar a los antifascistas, los gendarmes se interesaron por los guardaespaldas ultraderechistas y les encontraron todo un arsenal para el combate callejero. Un total de 18 lepenistas pasaron varias horas en comisaría.
Mientras, a tenor de las últimas encuestas de la campaña, la guillotina de la sanción popular caerá sobre los socialistas de modo frío e irremediable. Tras dos semanas de una campaña discreta y poco apasionante, los sondeos conceden al partido del puño y la rosa intenciones de voto entre el 18% y el 22%.
El efecto positivo entre el electorado de izquierda del big bang del ex primer ministro Michel Rocard ha sido contrarrestado por los nuevos escándalos protagonizados por el poder socialista, en particular las escuchas telefónicas practicadas por el Elíseo en los años ochenta.
Las cuatro últimas encuestas otorgan a la coalición de la centrista Unión para la Democracia Francesa (UDF) y la gaullísta Agrupación para la República (RPR) porcentajes de entre el 39% y el 42%. Su argumento principal es el hastío de los franceses por los socialistas.
Fiebre de conservadurismo
Rocard dijo ayer en el suburbio parisiense de Sarcelles: "Francia va a conocer una fiebre de conservadurismo que va a retrasar su modernización, sobre todo en ese tema crucial que es el reparto del trabajo". La reducción de la jornada de trabajo acompañada de rebajas salariales es el único tema novedoso de la campaña francesa.Las últimas encuestas confirman la pérdida de velocidad de los ecologistas, que pueden obtener entre el 12% y el 16% de los sufragios. Su líder Brice Lalonde explicó ayer este fenómeno por "la multiplicación de falsas candidaturas ecologistas impulsadas por los socialistas y la derecha".
Como subraya Le Monde, la campaña está siendo "íntima". Las leyes que limitan los gastos electorales impiden, entre otras cosas, la publicidad pagada en forma de vallas, carteles, caravanas publicitarias y anuncios en la Prensa escrita, y los medios audiovisuales. Los líderes reparten octavillas en los mercados y celebran pequeños mítines. Hasta ahora, el único acto de masas fue la convención celebrada por el RPR en Le Bourget, donde más de 30.000 gaullistas aclamaron a Jacques Chirac.
El sistema mayoritario puede pervertir los resultados de la consulta. Según informó ayer Le Journal du Dimanche, la coalición RPR-UDF puede obtener, con un 42% de los votos, 429 de los 577 escaños. Con la mitad de esos sufragios, los socialistas pueden verse con apenas 99 escaños. Es posible que los ecologistas no traduzcan en un sólo diputado su 14,5% de los votos, y lo mismo puede ocurrirle al Frente Nacional con su 10,5%. En cambio, con un 9,5% el Partido Comunista puede arrancar una veintena de diputados. Y es que el voto ecologista, si bien es mayor que el comunista a nivel nacional, no está tan concentrado.
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