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CAOS INSTITUCIONAL EN RUSIA

El Congreso de los Diputados concluye sus sesiones sin resolver la crisis de poder en Rusia

Pilar Bonet

El jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin, fue el principal vencedor del octavo Congreso de los Diputados de la Federación Rusa, que concluyó ayer sin solucionar la crisis de poder y acusando de aventurerismo político a Borís Yeltsin. El presidente ruso, que cumplió su promesa de no aparecer, fue humillado por el superparlamento que, por una parte, rechazó la nueva propuesta presidencial para lograr a toda costa un referéndum y, por otra, aprobó por 574 votos a favor y 104 en contra un mensaje al pueblo ruso, en el que se acusa a Yeltsin de atentar contra la creación de un Estado de derecho en Rusia.

El texto también condena como antipopular la reforma económica radical emprendida bajo la batuta del presidente. "La amarga experiencia ha llevado a los diputados a la conclusión de que Rusia debe, renunciar a medidas y competencias extraordinarias", reza. Las competencias especiales que Yeltsin quería conservar contradicen su intención proclamada de construir un Estado de derecho y una sociedad democrática, señala el mensaje, que insiste en la necesidad de observar la Constitución.Erigiéndose en defensor de este documento legal de origen soviético que ha sido parcheado sobre la marcha en centenares de ocasiones, el Congreso manifestó su intención de defender al pueblo del "aventurerismo político, el caos y la tragedia de la desintegración de Rusia".

Vladímir Shumeiko, el primer vicejefe del Gobierno, leyó por su parte una nueva propuesta de referéndum del presidente. Éste pretendía burlar la anulación del plebiscito fijado inicialmente para el 11 de abril con la convocatoria, dos semanas más tarde, de otro plebiscito con dos preguntas, una sobre el régimen presidencial y otra sobre la propiedad privada de la tierra.

El presídente asume "toda la responsabilidad", reiteró Shumeiko. "Gorbachov también dijo que asumía toda la responsabilidad, pero el país se desintegró", contestó el presidente del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, refiriéndose al plebiscito sobre el futuro de la URSS que se llevó a cabo el 17 de marzo de 1991. El mensaje del Congreso al pueblo hacía hincapié también en la inutilidad de los resultados de aquel referendúrn.

El jefe del Gobierno ruso, Víktor Chernomirdin, recibió una ovación del Congreso cuando subió a la tribuna para agradecer las nuevas competencias que le ha concedido el superparlamento. En virtud de la disposición aprobada el viernes, el Gobiemo ha adquirido un mayor control sobre las instituciones económicas y financieras del Estado, que oficialmente siguen, sin embargo, supeditadas al Parlamento. En teoría, la situación actual debería permitirle luchar mejor contra la inflación. Los 20.000 millones de rublos que iba a costar el referéndum irán a parar al Ejército para la construcción de viviendas militares, según decidió ayer el Congreso.

La aparición de Chemomirdin ante el Congreso fue interpretada positivamente por los enemigos políticos de Yeltsin, que ven ahora una posibilidad de colar a su gente o a políticos más moderados en el Gobierno. Iván Ribkin, jefe de la fracción comunista del Parlamento, manifestó que Yeltsin debía recorrer su parte del camino y emprender una remodelación del Gabinete. De acuerdo con la Constitución, el presidente es el jefe del poder Ejecutivo y el encargado de nombrar a los ministros. Chemomirdin sustituyó a Yegor Gaidar el pasado diciembre y hasta ahora se ha comportado lealmente.

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Indefinición de Yeltsin

Yeltsin no se había pronunciado ayer sobre el resultado final del Congreso, pero sus allegados insistían en que tiene intención de seguir adelante con la convocatoria de una consulta popular. El presidente tiene dos posibilidades: hacer una encuesta estatal, o recoger firmas para realizar un referéndum, según manifestó ayer Shumeiko. La primera, señaló, no tiene validez jurídica, sólo carácter consultivo, pero permite al presidente ampararse en la voluntad popular. La segunda exige mucho tiempo.Yeltsin tiene intención de impugnar ante el Tribunal Constitucional varios puntos de la disposición mediante la cual el Congreso anuló el viernes el pacto tripartito que logró en diciembre con Jasbulátov y el presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin.

Además de anular el referéndum, la disposición mencionada permitía la entrada en vigor de varias enmiendas constitucionales congeladas en diciembre que recortan sustancialmente los poderes del presidente, y dan al Parlamento el derecho a alegar la anticonstitucionalidad de todos los actos legales del presidente en tanto no lo dirima el Tribunal Constitucional.

El Soviet Supremo (Parlamento permanente) examinará si procede efectuar cambios en la Constitución para permitir elecciones anticipadas. Habida cuenta de la complejidad del proceso que se pone en marcha, es dudoso que tal consulta ocurra en el futuro inmediato. El Congreso no tiene fecha fija para su próxima sesión, que será en junio como más tarde, pero puede convocarse en cualquier momento.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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