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Una visita incómoda

La visita del presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, a París, donde se ha reunido con los mediadores en el conflicto de los Balcanes, amenaza con convertir de nuevo la guerra en la ex Yugoslavia en un asunto de política interna. En el momento del referéndum de Maastricht quienes se oponían al tratado denunciaron una unidad europea que no era capaz de afrontar una guerra "a menos de dos horas de vuelo de París" y el carácter falaz de la afirmación mitterrandiana de que "Europa es la paz".Ahora también se ha dicho que el encuentro de París responde "a la necesidad que tiene Mitterrand de apuntarse un éxito diplomático y ratificar, antes de la cohabitación, que Exteriores es su dominio reservado". En cualquier caso las críticas fueron muy moderadas. La inminencia del cambio de signo del Gobierno aconsejó prudencia y limitar la demagogia.

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La única voz discordante fue la del ex ministro de Cultura François Léotard, que dijo estar "escandalizado ante el hecho de que se invitase a Milosevic a cenar en la misma mesa que David Owen y Cyrus Vance". Para el presidente del centroderechista Partido Republicano "una cosa es negociar y otra olvidar que ese señor tiene sobre su conciencia miles de muertes y violaciones".

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