Los huevos
Tadao Ando montó su primer estudio de arquitectura en 1969 sobre una planta de 30 metros cuadrados. A su imaginaria sociedad, génesis de su actual política de marketing, la llamó enseguida Tadao Architect & Associates. Durante los setenta, la década de mayor crecimiento inmobiliario japonés, apenas tuvo otros encargos que la remodelación. de pisos y la decoración de alguna boutique. "La mayor parte del tiempo", confiesa, "lo pasaba leyendo libros o mirando al techo". Presentaba, no obstante, proyectos en los más altos concursos internacionales y nacionales hasta que en 1979 obtuvo un primer galardón nacional. Su segunda distinción llegó cuatro años más tarde por su célebre residencia Rokko y desde 1983 no han cesado las medallas.Actualmente se encuentra en posesión del premio danés CarIsberg, el de mayor dotación internacional (25 millones de pesetas), con el que ha creado una fundación para sufragar estudios de jóvenes europeos en Japón y se ha consagrado como emblema nacional, autor, además del pabellón de Japón en la Expo de Sevilla, del Museo de Arte de Naoshima, del pabellón de Oriente del Museo de Chicago y, próximamente, del centro cultural de Benetton titulado La Fábrica, en Treviso. Relacionado con los mejores profesionales del mundo, sólo acierta a citar de. entre los españoles a Rafael Moneo y, más tarde, a Calatrava. Pero estima que España, hoy, es el centro más interesante para aprender arquitectura después de su amada Francia. Entre los colegas que le merecen consideración destaca al genovés Renzo Piano (creador con Rogers del Pompidou, entre otras obras), al portugués Álvaro Siza, al francés Jean Nouvel, a Rogers entre los británicos y a Philip Johrison, Richard Meier, Eisenman y Frank Gehry entre los norteamericanos, a Pel (pirámide del Louvre) entre los de extracción china.
Su cita de este batiburrillo de autores heterogéneos no cambia su autoconsideración singular y su pronóstico de que la arquitectura actual ha llegado a un grado de agotamiento, prólogo de un profundo cambio para el próximo siglo. Por su parte, sus últimas innovaciones se centran en el obsesivo amor por la forma oval, presente tanto en la reconstrucción de la estación de ferrocarril de kioto, el centro municipal de arte de Nara o en el proyecto Nakanoshima II, donde un inmenso óvulo blanco se encastra sobre el espacio central de un viejo y ornamentado auditorio de 1918.
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