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España no ratificará el Espacio Económico Europeo mientras haya dudas sobre Maastricht

Lluís Bassets

El ministro de Asuntos Exteriores español, Javier Solana, echó ayer un jarro de agua fría sobre los países más fervientemente partidarios de una rápida ampliación de la Comunidad Europea. "Para España, la ratificación y entrada en vigor del Tratado sobre la unión Europea permitirá la conclusión del Espacio Económico Europeo, pues creo que ambos forman un todo inseparable y se complementan en la construcción de la nueva arquitectura europea", dijo Solana. Los países partidarios de la ampliación (Austria, Finlandia y Suecia, y muy pronto Noruega) y sus principales valedores (Reino Unido, Holanda y Dinamarca) confiaban en que el EEE entrara en vigor el próximo 1 de julio.

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Las palabras de Solana indican claramente que el Parlamento español no ratificará el EEE mientras no se despeje el horizonte de Maastricht, cosa que no sucederá antes del otoño, que es el momento previsto para la culminación del proceso en el Reino Unido.El EEE supone que los países de la EFTA (Asociación de Libre Comercio) entran a formar parte del Mercado único, menos el sector agrícola, que se convierte así en un espacio económico para 380 millones de ciudadanos. En un principio debería haber entrado en vigor el 1 de enero. de 1993, coincidiendo con la apertura del Mercado único. El voto negativo en el referéndum celebrado en Suiza el 6 de diciembre impidió el cumplimiento del calendario e introdujo algunas dificultades que ha sido necesario negociar.

El país que ha llevado la iniciativa en toda la negociación ha sido España. El gobierno de Madrid había obtenido importantes concesiones en libre circulación de trabajadores, exportación de frutas y hortalizas y en un pequeño fondo de cohesión de 2.000 millones de ecus (280.000 millones de pesetas), cuestiones todas en las que era Suiza el país que realizaba el grueso de las aportaciones. Al final se llegó a un acuerdo por el que se mantiene el fondo de cohesión, aunque se encarece la bonificación de los créditos, y la Comisión se compromete a culminar la negociación de los acuerdos bilaterales sobre productos hortofrutícolas y aplicarlos a partir del próximo 15 de abril. España se halla especialmente resentida con los países EFTA por lo que considera una traición a los futuros socios de la Unión Europea. La EFTA negoció un acuerdo sobre productos hortofrutícola con Israel y Turquía, a los que realizó mayores concesiones que a los países de la CE. Solana aseguró ayer que se trata de una "discriminación inaceptable".

Si el parlamento británico y el referéndum danés dieran de nuevo la espalda al Tratado de Maastricht, se podría dar la circunstancia de que la CE se convertiría en la práctica en el EEE, y en él estarían ya incluidos los países de la ampliación. No quedarían garantizados, en cambio, las políticas estructurales y los fondos de cohesión tal como han sido remodelados en el Tratado de Maastricht. La propia ampliación dejaría de tener sentido, por cuanto los candidatos deben entrar en la Unión Europea configurada en Maastricht, por lo que ya no tendría relevancia política ni la propia opinión de sus ciudadanos para unos referéndums que posiblemente no haría falta ni convocar. Todo esto se podría producir si el 1 de julio entrara en vigor el EEE y luego los parlamentarios británicos rechazaran Maastricht.

Solana aseguró que no está en disposición de asegurar un calendario de ratificación del EEE. España hizo llegar claramente el mensaje a sus socios de que el actual legislativo no aprobará el EEE y que será tarea del próximo.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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