El neoclásico español

La recuperación coreográfica del pasado no es nueva en el Ballet Nacional. Haciendo justicia, hay que decir que José Antonio, el anterior director, la puso en práctica y dejó sentada una línea de trabajo. A él se debe el refresco de Bodas de Sangre, Fantasía galaica y Puerta de Tierra, para citar sólo tres ejemplos recientes.Ahora el problema es otro: la selección de lo que se repone y los criterios estéticos que se manejan al seleccionar el producto a rescatar de las tinieblas. No todo vale. No todo tiene lectura actual, ni contenidos coreográficos trascendentes. La vigencia debe obedecer a leyes del análisis y río de la mera nostalgia del pasado.

E n 1953 Antonio Ruiz Soler creó Allegro de concierto, y pasados 30 años, se siente la oxidación de los tejidos. La reposición no es buena. Para empezar, se ha ido por la vía fácil y barata con el vestuario, en vez de recurrir a aquellos preciosos trajes originales del 53, con los pentagramas salpicando las faldas de tul y las hombreras toreras. Los actuales, color butano años 60, son insoportables. Ha faltado rigor.

La pieza tiene un ordenamiento neoclásico, con clara, influencia de Balanchine en la asimetría solista, el diseño planimétrico del cuerpo de baile en sus evoluciones y una textura fluída entre las partes. Es el estilo culto de Antonio, que por cierto, no tiene sucesor orgánico, imponiendo el salto de influencia académica y el uso del palillo virtuoso. Puede hablarse también de un balance entre la nota musical y el paso. ¿Fundó Antonio la corriente del neoclásico español?. Maribel Gallardo aportó al papel solista sus castañuelas y elegancia natural.

Aída Gómez posee el don de la simpatía. Se luce en todo lo que hace. Está en su mejor momento de línea física, y es la más completa y potente de las bailarinas actuales. Lo demostró en el estreno de Allegro e igualmente en Fantasía galaica, que ha resultado en general menos compacta que en el Teatro de La Zarzuela, algo que se advierte en el resto del elenco. José Granero dio su do de pecho con Medea llace ahora nueve años, y el eco de la acertada nota aún permanece. Ana González, a quien ya un crítico inglés comparó con Pola. Negri, hizo una heroína pletórica de odios, oscuridad, instintos asesinos, maldad y resentimiento. Es una excelente actriz que domina el papel, y a pesar de une excesivo maquillaje, vibra y hace vibrar. Lola Greco, último boom de la danza española, es buena y bella, pero confunde el escenario con la pasarela de moda.