La multinacional perpleja

La multinacional que respalda al restaurante Grand Rock -cuyos locales están diseminados en toda América y en Europa- no abrió el local de Chamberí a ciegas. Antes había encargado un minucioso estudio de mercado para ver la conveniencia de abrir un nuevo establecimiento de esta cadena internacional. Todo parecía normal. Funcionaron durante un año con horario de restaurante. Nunca tuvieron ninguna queja de los vecinos, muchos de los cuales se ofrecían ayer para enviar escritos de protesta.Grand Rock había presentado en la Junta del distrito todo lo solicitado. Hasta el famoso estudio de impacto ambiental que nadie sabe cómo hay que hacer. Su asesor técnico, Miguel Ángel Rubio, transmitía ayer su perplejidad y la de sus representados: "De haber conocido, tanto yo como la titularidad del restaurante, esta nueva filosofía de la norma, nos habríamos ahorrado varios millones en realizar obras de acondicionamiento para ajustarnos a los preceptos exigidos en la ordenanza del ZAP, ya: que para acatar el horario diurno no las necesitábamos. Es increíble que desde el punto de vista de los propios técnicos municipales estemos ante una norma que es de imposible cumplimiento".

Rubio quiere ir en su análisis más allá de lo que a simple vista parece una normativa interpretada erroneámente por la Administración. "Como consecuencia de esto, lo que tengo clarísimo es que los vecinos no van a mejorar sus condiciones ambientales porque ahora se haga recaer todo el peso de la ley sobre cinco locales", dice el asesor técnico de Grand Rock. "El problema que enarbolan no lo están provocando ni estos cinco locales ni tampoco los otros 953 de este tipo que hay en el distrito, sino que estamos ante un problema de orden público, del que no se puede hacer responsables ni a los técnicos ni a los dueños, ya que, como todo el mundo sabe, eso es un problema de las fuerzas de seguridad, ya sean de la Administración central o municipal".