_
_
_
_
_

La mitad de las plantas nucleares del Este tienen problemas de diseño que comportan alto riesgo

De los 56 reactores nucleares que siguen funcionando en los países de la ex Unión Soviética y el resto de la Europa del Este, casi la mitad, 26, tienen problemas de diseño prácti camente incorregibles, según se desprende de las evaluaciones efectuadas durante los últimos años por diversas organizaciones internacionales. Esta deficiencia básica obliga a operar de manera especialmente cuidadosa en esas plantas, "algo que no ha sucedido", según asegura un técnico español que ha formado parte de varias comisiones de evaluación. "La situación, sin embargo, ha mejorado en los últimos meses", añade.

Más información
Las deficiencias organizativas agravan la situación

Las centrales que presentan un diseño más deficiente y, en con secuencia, un mayor riesgo intrínseco son las del tipo Chernóbil, conocidas técnicamente como RBMK. Funcionan en la actualidad 15 reactores de este tipo, distribuidos en cinco plantas y tres países. El problema básico, cuyas gravísimas consecuencias se pudieron comprobar en el accidente de 1986, es que cuando un fallo hace que el agua del circuito primario deje de extraer calor del reactor, la reacción en cadena del combustible nuclear va a más en lugar de de caer. Ello es así porque, al con trario de lo que sucede en las centrales de agua a presión, el agua no es aquí el moderador: esa función la ejerce en los reactores RBMK el grafito, que sigue reduciendo la velocidad de los neutrones generados por la reacción nuclear y facilitando así la continuación del proceso de fisión.Este defecto básico ha sido relacionado por algunos técnicos con el carácter de doble uso que tuvieron en su origen estos reactores nucleares: servían para generar electricidad, pero también para producir plutonio en los momentos en que era insuficiente la producción de este elemento -básico en las bombas nucleares- para las necesidades bélicas.

A este problema insoluble se suman otras deficiencias de diseño que por sí mismas harían inviable la puesta en marcha de una central en cualquier país occidental: el reactor no está contenido en un vaso de presión de acero -primer nivel de contención en el caso de que la reacción nuclear se descontrole- y tampoco hay edificios de contención que protejan el conjunto del circuito primario, lo que aumenta las posibilidades de fuga radiactiva al medio ambiente.

Ucrania renuncia

Si a todo ello se añade que la caída de las barras de control tarda más de 17 segundos, ocho veces más que en un reactor de agua a presión como los instalados en España, y no tiene un sistema de paralización del reactor alternativo al de las barras de control, se comprende que un Gobierno como el alemán haya solicitado reiteradamente a los gobiernos que tienen reactores de este tipo (Rusia, Ucrania y Lituania) el cierre de las plantas. El Gobierno de Ucrania ha sido el único que ha decidido dejar de utilizar estos reactores y mantiene la decisión, adoptada por su Parlamento en 1991, de paralizar a lo largo de este año los dos grupos de Chernóbil que siguen funcionando. Lituania está introduciendo mejoras para aumentar los niveles de seguridad, pero las autoridades del país insisten en que no pueden paralizar su principal fuente energética, máxime en un momento en que Rusia ha reducido y encarecido los suministros de petróleo y gas. Los responsables nucleares rusos, por su parte, se resisten a prescindir de una tecnología que ellos mismos han desarrollado.Pero los 15 reactores del tipo Chernóbil no son los únicos que presentan graves deficiencias de diseño que elevan el riesgo. La primera generación de reactores rusos de agua a presión, el modelo VVER-440-230, tiene defectos de concepción que los hacen "difícilmente mejorables", según los términos empleados por los grupos de evaluación. Los WER son ya reactores muy parecidos a los que mayoritariamente se emplean en Occidente y Japón, pero el primer modelo contenía dos deficiencias cuya corrección es poco viable desde el punto de vista económico: el edificio de contención que cobija todos los elementos del circuito primario -el nuclear- no es totalmente hermético y algunos sistemas básicos no son suficientemente redundantes. Ambas deficiencias hacen descender drásticamente los niveles de seguridad, y en ambos casos la corrección es cara.

Once reactores más

De este primer modelo de VVER están en funcionamiento 11 unidades: cuatro en Rusia, cuatro en la República Checa y tres más en Bulgaria. Aunque el riesgo que comportan los reactores de este modelo no es tan alto como en los de tipo Chernóbil, algunas circunstancias que se dan en dos de las centrales en que se encuentran los hacen también muy preocupantes. Dos dé ellos se encuentran en la central de Kola, situada más allá del círculo polar ártico y con graves problemas para obtener suministros de recambios. Otros tres reactores de este tipo se encuentran en la central nuclear búlgara de Kozloluy, situada en un terreno sísmicamente activo. Los que están en operación en la República Checa son los que menos problemas añadidos plantean, según los técnicos consultados.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_