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Las peripecias de un japonés en Andalucía

Suzuki-Santana quiere aplicar el modelo laboral nipón en su factona de Linares

En Linares (Jaén) hay una sabia mezcla de pesimismo y guasa. Sus ciudadanos temen que Suzuki haga realidad la amenaza de cerrar la factoría Santana-Motor de automóviles todo-terreno si se rechaza su plan de viabilidad. Pero ello no les impide analizar con humor que los gestores nipones quieran aplicar jornada y vacaciones flexibles, movilidad funcional sin límites, reducción de plantilla, congelación salarial ... ; en suma, que propongan implantar -en Andalucía y de sopetón- el modelo japonés de trabajo duro y entrega compulsiva a la empresa.

La dirección de Suzuki-Santana tiene tantos argumentos para su plan como los 1.715 millones de pesetas perdidos en 1991 y otros 7.000 millones (estimación provisional) del año 1992. Y ha puesto dos condiciones para mantener la actividad: que la Administración pública subvencione buena parte de los 20.000 millones de pesetas a invertir y la firma de un plan laboral. Lo primero ya lo ha conseguido y tiene el compromiso de la Junta dé Andalucía para unas ayudas en torno a 8.000 millones, el máximo permitido por la norma de incentivos regionales. Para lograr el plan laboral (con la fecha tope del 31 de marzo) hay más dificultades, porque el punto de partida es una propuesta de 16 puntos con muy poco margen de negociación, tal y como reconoce la dirección.Las pérdidas se arrastran desde la época en que la fábrica tenía el monopolio de los Land Rover Santana para el Ejército, y debido a una falta de previsión ante el avance de la competencia y la tecnología. Los gestores japoneses entraron en la empresa en 1985 -con una participación del 32%- y tienen la mayoría desde hace dos años. Y es ahora, cuando han empezado a aplicar sus propios métodos, tras comprobar que la productividad en Linares es tres cuartas partes menor que en las factorías de su país.

La crisis de Suzuki-Santana es distinta a la que sufre el resto del sector, con problemas de ventas. La compañía japonesa quiere producir más -pasar de 31.000 vehículos a 50.000- con menos trabajadores -de los 3.000 actuales, sobran 500- y para ello planea aumentar la productividad un 35%. José Gómez Oliver, responsable de marketing, asegura que eso, unido a adaptar la producción según viene la demanda de coches, es el único camino "para asegurar el futuro de la empresa".

El sistema para mejorar la productividad, contenido en el citado, plan de 16 puntos, es el que ha provocado la confrontación con el comité de empresa y con los trabajadores, ya que la reducción de plantilla -a través de jubilaciones anticipadas está más o menos asumida. Un 14% de aumento de la productividad se tiene que alcanzar por esfuerzo de los trabajadores, mediante reducción de los descansos y actualización de los tiempos standard de producción; el 10% por reconversión de personal indirecto en directo; y el 111% restante por inversiones, mejora de método y gestión.

Trabajo con vídeo

Antonio Fernández Siles, presidente del comité, argumenta que "hay cosas innegociables, y otras discutibles siempre que haya compensaciones sociales y la dirección no mantenga que el aumento salarial será el 0%".Pero, sin duda, lo que más inquieta a los operarios de la cadena de montaje es que se haga realidad el anunciado "trabajo con vídeo"; la dirección quiere filmar la tarea de cada trabajador a lo largo de la jornada para estudiar, por ejemplo, si ha dado diez pasos cuando bastaba con cinco.

Todo eso se produce en el marco de unas relaciones laborales atípicas que precisan de traductor simultáneo. De la treintena de altos directivos nipones, muy pocos hablan español. y tampoco son muchos los trabajadores que se han apuntado a clases de japonés. Incluso los directivos españoles confiesan en privado problemas de comunicación con sus máximos jefes. "No nos dan salida", afirman los miembros del comité con mayoría de CC OO, y su presidente lo lamenta así: "Yo le puedo decir a un trabajador que cambie un lunes por un domingo, pero no por amor a Santana".

En Linares, una ciudad de 60.000 habitantes, preocupa que no se sepa encontrar una salida, ya que los ingresos del 22% de la población -3.000 trabajadores directos y 1.000 indirectos, más sus familias- proceden de esa fábrica. El alcalde socialista, Manuel Rodríguez, buen conocedor de la empresa ya que fue presidente del comité por UGT, asegura que pese a todas las incertidumbres "la Junta ha apostado por la continuidad de la factoría" y está convencido de que habrá un esfuerzo de entendimiento de las dos partes. Él no quiere calificar la dureza del plan de la empresa y con mucho tacto,. como si no quisiera molestar a los gestores nipones, tan sólo reconoce que "la negociación actual tiene perfiles inéditos en Santana" y que "el modelo japonés no es trasplantable en este país".

¿Y si no hay solución y cierra la factoría? La respuesta unánime del alcalde, de los comerciantes o de los dueños de los bares es que el pueblo no lo soportaría: el 30% de la economía de la ciudad es Santana. A ello se sumaría un efecto en cadena en las empresas de servicios, talleres y otras pequeñas empresas.

Otros ciudadanos más optimistas comparan la situación con la que se vivió hace ocho o diez años, cuando empezaron a cerrar las minas de Adaro, Los Arrayanes, La Cruz.... Entonces "se salió adelante, pero Linares dio un bajón del que todavía no se ha recuperado", apunta el dueño de un céntrico café.

Prueba de la magnitud del problema es que están intentado mediar entre la empresa y el comité desde Manuel Chaves, presidente de la Junta, hasta Gabino Puche, líder del Partido Popular andaluz. ¿La razón? Santana no es una empresa cualquiera, es la única fábrica de automóviles de la comunidad autónoma y, por eso mismo, la consideran la niña bonita de Andalucía.

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