Spike Lee rescata a Malcolm X como una figura clave de la historia reciente de Estados Unidos
Sigue llegando a Berlín cine de combate político. Es esto una constante en ascenso en los festivales internacionales de cine de los últimos años. El célebre y controvertido Malcolm X, de Spike Lee, es cine puro, documento puro y puro panfleto de lucha polí tica, fundido todo ello en tres horas y media de celuloide explosivo e incluso cargado con una dosis premeditada de demagogia y de provocación.
"Malcolm X luchó y murió por la libertad en Estados Unidos, porque era de allí. Fue un hombre excepcional y enormemente complejo. Por eso es un líder mundial: porque en todo el mundo hay esclavos". Así considera el cineasta Spike Lee a su legendario compatriota Malcom Little, asesinado en 1965 cuando tenía 39 años y cuya dramática vida reconstru desde la niñez a la muerte, en ya famosa y discuta película. En Malcolm X, Lee propone a la enigmática y fortísima personalidad de este líder revolucionario negro como una de las claves esenciales para entender el giro -con proporciones de golpe de Estado oculto- que experimentó la política de Estados Unidos en los años sesenta, tras el asesinato del presidente Kennedy en 1963.
La respuesta negra
Para Spike Lee, sin embargo, la figura gigante, altiva, con aire mefistofélico y casi con poderes hipnóticos, de Malcolm X, tuvo condición de profeta y se adelantó más que ningún otro a su tiempo: "Hoy", dice el cineasta, "Malcolm X habla a los jóvenes negros con su propio lenguaje y éstos le entienden. Sabía que la lucha por los derechos civiles no bastaba, sino que había que ir mucho más allá, y los hechos le han dado la razón, por lo que la respuesta del negro de hoy a los sistemas de opresión del racismo blanco es ahora mucho más cercana a las posiciones de Malcolm X que las de, por ejemplo, Martin Luther King. Por eso hice esta película, porque es rigurosamente actual".Se entiende, a tenor de esta concepción por Spike Lee del sentido de su película, que ésta comience con una reproducción del tristemente famoso vídeo en el que la policía de Los Ángeles apalea a un hombre negro y que fue desencadenante del terrorífico motín racial hace unos meses en la ciudad californiana. "Consideré a esa salvajada un buen comienzo para Malcolm X", dice el cineasta, "porque pone de manifiesto que la idea de liberación y el temor a la perpetuación del sojuzgamiento, en lo que tanto insistió Malcolm X, siguen completamente vigentes en la vida de Estados Unidos. Muchos van a entender mejor qué ocurre allí ahora, después de ver lo que le ocurrió a Malcolm X hace 28 años. El racismo no sólo no ha desaparecido, sino que se ha hecho, como él anunció, más profundo, despiadado y refinado".
La vida de este singular individuo escrita por Arnold Perl, interpretada por Denzel Washington y narrada por Spike Lee, da lugar a una película llena de altibajos, pero apasionante, que conmueve o que irrita, pero que no resbala sobre la piel de nadie. Es lo más audaz y tal vez lo mejor de cuanto hasta ahora ha hecho Spike Lee.
Babelia
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