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Felipe González intenta animar a los parlamentarios socialistas al encontrarlos "bajos de tono"

El presidente del Gobierno, Felipe González, instó ayer al Grupo Parlamentario Socialista a que defienda la labor realizada durante la última década y que, sin "autocomplacencia", presente a la sociedad un nuevo "proyecto renovado de cambio". González admitió que el grupo está "desanimado" y "bajo de tono", y señaló, en la reunión, celebrada a- puerta cerrada, que quienes dentro del PSOE se enriquezcan injustificadamente serán apartados. El jefe del Ejecutivo afirmó que en el PP "no hay un proyecto político". La reunión tuvo lugar con la ausencia del vicesecretario general, Alfonso Guerra, lo que causó consternación entre sus partidarios.

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El jefe del Gobierno acudió a la cita para insuflar ánimo a los parlamentarios socialistas una vez que él mismo había constatado que este colectivo estaba "bajo de tono" y "desanimado". González les dijo: "No nos vencerán las dificultades, sino la desconfianza". "Da la impresión de que estamos arrugados y eso no puede ser, a mí, al menos no me van a arrugar", aseguró a los suyos. Más tarde, ante los medios informativos, dijo que el descenso de su partido en expectativas electorales es de cuatro puntos respecto a lo conseguido en 1989. Ante los parlamentarios, González pidió unidad, pero no "uniformidad" y fue a preguntas de algunos diputados cuando se refirió a cuestiones internas: "Si llegáramos a la situación en el partido de que unos tuvieran el 60% y otros el 40% perderíamos todos".Mientras la reunión se prolongaba, todos estaban pendientes de si hacía su aparición el visececretario general. Pero Alfonso Guerra no llegó. Esta ausencia produjo críticas entre algunos parlamentarios. Los más afines a Guerra no encontraban explicación a su ausencia. Un portavoz oficial del partido señaló que Guerra no asistió porque tenía un compromiso personal previo.

Terminada la reunión Felipe González fue preguntado sobre la cuestión que ahora perturba más al partido: si Alfonso Guerra va a coordinar o no la campaña electoral. "Eso lo decidirá el partido como está marcado estatutariamente", fue la respuesta reglamentista de González.

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Según algunos de los asistentes, Felipe González hizo una intervención inicial de casi una hora, de las tres, que duró la reunión, en la que se mostró muy preocupado por la evolución del desempleo, aunque aseguró que puede remontarse la situación y que, aun así, en ningún ciclo histórico español se habían creado tantos puestos de trabajo como en la década de Gobierno del PSOE.

En el capítulo de la corrupción, González señaló que produce "un efecto psicológico perturbador en la acción política" y que hay que tratar de "desmontarlo con rigor y nunca con la política del 'y tú más". González señaló que los socialistas tienen que enseñar su contabilidad no sólo al Tribunal de Cuentas, como es preceptivo, sino a la opinión pública y añadió que "ese desafío no lo puede acometer otra fuerza política". El jefe del Gobierno habló de la "limpieza de comportamiento de los cargos públicos" y a continuación añadió que, si alguien dentro del partido no puede explicar su situación patrimonial habrá que prescindir de él".

Felipe González, que en respuesta a un parlamentario criticó la línea informativa del diario El Mundo, pidió a sus compañeros de partido que expliquen la labor realizada por el Gobierno porque el grado de cumplimiento "había sido muy alto", aunque no deben caer en la autocomplacencia, y añadió que además de explicar lo realizado deben ser capaces de convencer de que los socialistas siguen teniendo "un proyecto renovador de cambio".

González acarició el oído del grupo parlamentario por haber funcionado "espléndidamente en su labor de sostener al Gobierno", pero les llamó un tanto al orden por sentirse "desanimados y bajos de tono". González afirmó que ningún partido en Europa tenía "un capital humano tan valioso como el que tiene el PSOE". En este sentido González animó a que en este proyecto hubiera "muchas caras" y que no se "excluyera a nadie".

En el curso de la reunión Felipe González descalificó al Partido Popular por sus propuestas "demagógicas" y posteriormente ante los medios de comunicación no dijo nada muy diferente: "Si hay alternativa o no eso lo tienen que decidir los ciudadanos y la alternancia es parte de la democracia". A continuación señaló: "No veo que haya un proyecto político como resultado del congreso del PP".

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