Historia de dos hermanas

A lo largo de 30 años, el terceto integrado por el realizador norteamericano James Ivory, el productor indio Ismail Merchant y la escritora alemana Ruth Prawer Jhanvala han realizado 23 películas. Vuelven a trabajar sobre obras de E. M. Forster en Maurice (1987) y ahora en Regreso a Howards End (1991), la mejor película del terceto y una de las grandes adaptaciones literarias de estas últimas décadas.Ambientada en una Inglaterra de principios de siglo donde las clases sociales están muy marcadas, narra la historia de las hermanas Schlegel, cómo la mayor, Margaret, se casa con el acuadalado Henry Wilcox, mientras la pequeña, Helen, tiene un hijo con un pobre contable en paro, a través de sus indirectas relaciones con una gran mansión.

Gracias al buen funcionamiento del terceto Ivory-Merchant-Jhanvala, han conseguido algo tan difícil como que una gran novela se convierta en una gran película. Tanto por la habilidad con que Ruth Prawer Jhanvala ha escrito el guión, resolviendo con maestría y profesionalidad los muchos problemas que planteaba la adaptación, como por el equipo reunido por el productor Ismail Merchant para conseguir una perfecta reproducción de la época, que cualquier detalle esté cuidado al máximo y cada papel, hasta el más mínimo, esté interpretado por el actor idóneo. Todo ello bajo la experta dirección de James Ivory, que con el tiempo se ha convertido en un gran especialista en este tipo de narraciones de época donde cuenta tanto un decorado, un traje, un pequeño gesto, una mirada significativa o una larga y compleja escena.

Reunión de actores

A lo largo de los 142 minutos que dura Regreso a Howards End tiene especial significado el trabajo de los actores por el amplio y bien conjuntado grupo que se ha reunido. Brillan con especial importancia las intérpretes de las dos hermanas Schlegel, la no muy conocida Emma Thompson, que encama de forma maravillosa a la mayor, y la excelente Helena Bonham Carter, que vuelve a hacer una de sus habituales creaciones.Seguida de Anthony Hopkins, que en el papel del rico, Henry Wilcox demuestra ser mucho mejor actor que en otros trabajos más famosos. Sin olvidar a Sam West, que alcanza la perfección en su papel del pobre Leonard Bast, tanto en su actuación como en su adecuado físico. Dentro de un conjunto que es la perfección misma, dado el cuidado, el cariño y la sabiduría con qué está realizada, sólo pueden ponerse algunos breves defectos de tipo narrativo.