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El "síndrome de Sansón"

Se había hablado de síndrome de Sansón -de la desesperación que induce al acorralado a arrastrar en la propia caída al templo y a los filisteosaplicado a la resistencia a la dimisión demostrada por Bettino Craxi desde que comenzaron a merodearle las investigaciones judiciales sobre la corrupción relacionada con la financiación de los partidos.Cierto que Claudio Martelli, de 51 años, brillante colaborador en el partido, ex ministro, ex vicepresidente del Gobierno, ex delfin e incómodo rival de Craxi durante los últimos meses, parece el más golpeado por el ciclón desatado por el amigo de su ex líder.

A Martelli le resultará difícil volver a presentarse como la alternativa limpia a Craxi, y sale del choque como acreedor a una eventual condena por corrupción y también por cooperación en la quiebra fraudulenta del Ambrosiano. La sentencia pronunciada hace un año sobre el caso estableció que la ignorancia de la inminencia de la quiebra no exime de responsabilidad a los que cobraron injustificadamente del banco.

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Pero, ¿qué decir del Partido Socialista Italiano, más dividido que nunca tras la sangría y sin solución de recambio? El Gobierno queda también en el aire, al verse sin base política sólida su presidente, el socialista Amato, que ayer mismo asumió "provisionalmente" la cartera que Martelli ha dejado vacante, en virtud de un decreto firmado por el presidente de la Republica, Oscar Luigi Scalfaro.

Sobre esas ruinas, Craxi puede sentarse ahora con la improbable satisfacción de no ser ya el único político de su nivel investigado en el escándalo. Pero sí sigue siendo el más implicado. Ayer mismo, le fueron notificados dos nuevos sumarios, que elevan a seis los que le han sido abiertos. Uno de ellos es por cooperación en la quiebra del Ambrosiano, es decir, por los mismos hechos que han motivado la dimisión de Martelli. Se debe a que Larini tampoco sido benévolo con Craxi. Resulta lógico. De lo contrario, su arrepentimiento hubiera resultado poco creíble.

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