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El plan nacional de recogida de pilas botón no logra recuperar ni un 10% de las usadas

Ciudadanos, empresarios y Administración se pusieron las pilas hace dos años. Pero se ve que eran de poca duración. El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) lanzó a comienzos de 1991 un plan nacional para recoger las pilas botón y evitar que fueran a la basura con toda su peligrosa carga contaminante de mercurio y cadmio. Dos años después, todos reconocen que ha sido un fracaso total: empezaron recogiéndose 16.000 pilas por día, y en los últimos meses ya sólo se recuperan 2.500 diarias, que no suponen ni un 10% de las que entran en circulación.

La recogida de pilas botón usadas son el mejor ejemplo de cómo la buena voluntad y las campanas son un símbolo pero no un remedio para los grandes problemas de protección del entorno. Lo dice Domingo Jiménez Beltrán, director general de Medio Ambiente: "Las iniciativas testimoniales no son la solución. Comprendo la frustración del consumidor. Hay una demanda social brutal, de ciudadanos que quieren hacer cosas para proteger el medio ambiente, pero que no pueden, y comprendo que eso cree una crispación".El recorrido por los locales que en teoría se encargan de recoger las pequeñas pilas -relojerías, tiendas de fotografía, ferreterías, grandes almacenes- ofrece respuestas muy desiguales: desde el comerciante que pone cara de absoluta extrañeza hasta el que aclara que sólo recoge las de botón, o la relojería que sólo se hace cargo de la pila vieja si el cliente va a comprar una nueva. La Generalitat de Cataluña desplegó hace medio año un gran dispositivo para la recogida de todo tipo de pilas a través del reparto de recipientes en casi 3.000 comercios y contenedores en diversos municipios. La fórmula del contenedor en la calle existe también en otras comunidades, como Navarra o el País Vasco.

Contaminación del agua

Una sola pila botón -de las que se usan en relojes, calculadoras o cámaras fotográficas- puede contaminar 600.000 litros de agua, ya que, cuando son tiradas a un vertedero, su recubrimiento se va deterioran do y su peligroso contenido -mercurio y cadmio sobre todo- se escapa y da lugar a reacciones químicas incontroladas durante 50 años.El plan del MOPT pretendía cubrir la recogida de pilas en todo el país a través de 30.000 comercios. El sistema de recogida se basa en la distribución de unos sobres especiales por las tiendas que manejan estas pilas, sobres en los que caben un centenar de pilas botón; los comerciantes los envían gratuitamente a un apartado de Correos y una empresa se encarga de trasladarlos a un depósito de seguridad de San Fernando de Henares (Madrid). El MOPT y las empresas fabricantes o importadoras de pilas cubren los gastos. Pero Jiménez Beltrán es sincero: "El plan atraviesa una situación difícil, se ha ido muriendo; y en el último año nos hemos estancado en unas 2.500 pilas diarias".

Para entender este pesimismo, basten los datos: En 1991 se recogieron 2.250.000 pilas (6.250 pilas por día). En 1992, se recogió un millón menos; y en los últimos seis meses las cifras se han estancado en unas 2.500 pilas diarias. Es decir, que ahora no se recupera ni el 10% de las que salen al mercado. Fracaso total. El reparto de los sobres no funciona.

Jiménez Beltrán cree que este sistema debiera ser válido para recoger un 50% y echa la culpa a la desidia de los fabricantes, "que se han Ido apeando del plan". Los industriales creen que el sistema montado por la Administración es endeble . "Hace falta una mejor organización a nivel oficial; un mejor sistema de recogida; y los fabricantes contribuiremos en lo que sea", dice un portavoz de Tudor.

Recogida y tratamiento

Jiménez Beltrán también admite que para que ciudadanos, empresarios y ayuntamientos colaboren hace falta un "marco nacional, una compleja normativa de residuos que ponga todo en orden, desde los fabricantes hasta los ayuntamientos, como últimos responsables de la gestión de basuras, y cree una infraestructura permanente". Hasta que eso llegue, el ministerio quiere relanzar la campaña de los sobres y encargarse él mismo de hacerlos llegar a las tiendas en aquellas comunidades sin sistemas de recogida.Primero hay que solucionar la recogida, y después el tratamiento. El MOPT quiere crear una planta para toda España. Ahora, Cataluña ya tiene una, basada en un proyecto de la Universidad de Barcelona, que descompone las pilas de botón del área metropolitana de Barcelona: fija el mercurio y extrae la plata y el resto de los metales. El objetivo de la Generalitat es extender el sistema de tratamiento a todo tipo de pilas, experiencia que ya se realiza en algunos países europeos, como en Suiza o en Holanda.

La Casa de las Pilas es una destartalada tienda de Madrid llena de pilas usadas. Detrás del mostrador, el comerciante representa la opinión de muchos ciudadanos: "No, mire, no recojo más pilas, porque no sé qué hacer con ellas. Si pusieran un contenedor, no me importaría llevarlas, pero así... Lo de los sobres fracasó... A mí nunca me los dieron".

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