_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Vértigo

Sin duda, todos los perturbados sexuales seguirán muy excitados después de haberse saciado al máximo con ese banquete de noticias e imágenes de las tres niñas violadas, torturadas y asesinadas. La luna llena altera la mente de los lobos. También este crimen ritual servido a las masas como un cuento de terror habrá tocado la raíz oscura que en muchos cerebros conecta todavía al hombre con su riera interior. Los próximos violadores estarán ahora relamiéndose de gusto al conocer los pormenores de la autopsia, y cada uno de esos detalles macabros les hará aullar de placer ante el espejo donde se acicalan de noche antes de salir de cacería. La gente se siente redimida con las desgracias de los demás. Contemplar desde este lado las tragedias de los otros consuela mucho. Las desdichas ajenas pueden incluso desarrollar nuestras lágrimas, pero en el fondo ayudan a soportar el infortunio que todo el mundo arrastra, y aunque la catástrofe de otros despierta nuestra compasión, también nos provoca una secreta alegría morbosa por habernos librado esta vez. Debido a eso, todas las desgracias son noticia. Para purgarse de la propia infelicidad, el público se convierte en un espectador sediento de sangre, y cada uno saca de la violencia el bálsamo de la piedad, la, atracción del sadismo o el remedio del dolor. Ante los tres cadáveres de esas niñas descuartizadas en una ceremonia sexual han, aflorado los posos más turbios del alma colectiva. Madres llorosas abrazaron a sus hijas que no habían caído en las garras del lobo; adustos labriegos pedían, venganza calderoniana; anónimos vampiros que parecían honrados padres de familia descubrían un abismo dentro de sí mismos; adolescentes con la cara llena de granos clamaban por la pena de muerte sin ahorrarse el vértigo del propio terror. El sacrificio de esas tres víctimas se ha convertido en una materia de consumo, pero frente a innumerables espejos hay ahora violadores nuevos y asesinos inminentes que se sienten excitados por ese espectáculo y sonriendo imaginan que ellos podrían superarlo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_