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GUERRA EN LOS BALCANES

La amenaza de Peruca

La precaria situación de la presa mantiene en vilo a más de 20.000 personas en Krajina

"Si los chetniks hubieran sido un poco más precisos en la colocación de los explosivos, habrían Drovocado un verdadero desastre. Ha sido el ataque final para destruir toda esta zona". Vladimir PrizI, director general de la Compañía Hidroeléctrica de Croacia, no daba crédito a lo que veían sus ojos. Presenciaba ayer por primera vez los graves daños en la presa de Peruca, en el río Cetina, que fue volada parcialmente por las fuerzas serbias el pasado viernes antes de su retirada ante la nueva ofensiva del Ejército croata.

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Los ingenieros estiman que el peligro inicial de una ruptura total de la presa y la consiguiente inundación de los pueblos cercanos ha disminuido, gracias a la apertura de una de las compuertas, por las que el agua brota furiosamente. Tras la explosión, el nivel del agua descendió 3,5 metros sobre lo habitual, por lo que la presión contra la presa amenazaba su desmoronamiento. Camiones cargados de piedras y tierra van y vienen incensantemente para frenar la presión del agua. Sin embargo, existe el temor de que todavía queden explosivos en alguno de los puntos de la presa.El director de la compañía hidroeléctrica considera que las 20.000 personas que viven en la zona más afectada siguen todavía en peligro al igual que los suministros de agua a ciudades como Split y Makarska. "La presa ha sido dañada de la manera más brutal. Está claro que quieren provocar una catástrofe para arrasar toda esta zona", subraya.

El extremo norte de la presa y el mecanismo de control de la misma están totalmente destruidos. La pista que recorría la presa sobre el río Cetina ha quedado cortada, y se observan numerosos casquillos y restos de proyectiles utilizados en el combate antes de la retirada serbia. Los dirigentes croatas no se atreven a dar cifras de las pérdidas económicas, pero un funcionario aseguraba ayer que la presa deberá reconstruirse totalmente. Un equipo de expertos británicos era esperado ayer en Split para colaborar en las tareas de reparación.

La carretera de Sinj a la presa de Peruca está totalmente tomada por los soldados croatas. Los pueblos más cercanos están deshabitados y sus casas destruidas por explosiones de granadas. En los muros hay numerosas pintadas con leyendas y emblemas serbios. "Sólo la. unidad salvará a los serbios", se lee en una de ellas. Hay varios camiones calcinados, postes del tendido eléctrico destrozados y tres puestos de control de las fuerzas de la ONU vacíos en el tramo final de acceso a la presa. En toda esta zona las fuerzas serbias que ocupan Krajina libraron violentos combates contra las tropas croatas.

Los cascos azules, responsables desde hace algunos meses de la seguridad de la presa, huyeron en desbandada cuando los milicianos serbios la ocuparon a tiros. "Las fuerzas de la ONU esperaban desde hace días un ataque serbio, pero sabían que no podrían evitarlo", dice un soldado croata que custodia la presa. "El precario mandato de los cascos azules en la antigua Yugoslavia demostró una vez su inoperancia a la hora de hacer frente a una acción terrorista", añade.

El triunfalismo del Gobierno croata por su aparente éxito militar en Krajina queda empañado por el elevado precio que deberá pagar tras la destrucción de la presa de Peruca.

La 'zona rosada'

Tras su ofensiva contra las fuerzas serbias de Krajina, el Ejército croata asegura haber recuperado la llamada zona rosada sur que estaba bajo control de las Naciones Unidas, que abarca desde la carretera que une Zadar con el puente de Maslenica volado por los serbios- y el aeropuerto. "La operación, que pilló por sorpresa a los serbios, tenía un doble objetivo: económico, para romper el aislamiento del sur de Dalmacia, [conectado con el norte por el puente de Maslenica], y humanitario, para facilitar la ayuda a los refugiados de Bosnia-Herzegovina", dice Davor Cerkuc, portavoz de las autoridades croatas en Zadar.

Los combates han amainado, pero los rumores de la concentración de fuerzas serbias en la zona de Knin para lanzar una contraofensiva y de la presencia de cabecillas de grupos paramilitares como Arkan y el capitán Dragan van en aumento. El presidente croata, Franjo Tudjman, aseguraba ayer que sus fuerzas no cederán en el empeño de recuperar todos los teritorios ocupados por los serbios.

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