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Bill Clinton levantará de forma escalonada las restricciones a los homosexuales en el Ejército

Antonio Caño

Imponiendo su criterio frente a numerosas presiones, Bill Clinton tiene previsto dar por cerrada esta semana la polémica sobre los homosexuales en el Ejército, que ha reforzado la imagen de¡ presidente como un campeón de los derechos de las minorías, pero le ha creado un ambiente de enfrentamiento con el Pentágono y el Congreso y le ha restado credibilidad entre una mayoría de la opinión pública que esperaba que Clinton se concentrase en la economía. Pero a primera hora de la madru gada de hoy (hora española) aún no estaba todavía claro cuándo haría el presidente el anuncio. Su portavoz, George Stephanopoulos, señaló que podría anunciarse hoy mismo o esta semana. "Seguimos negociando con el Congreso y con los militares", añadió.

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Ese plan, que es el mismo que la Casa Blanca ha barajado desde hace varias semanas, consiste en la eliminación inmediata de los interrogatorios sobre la conducta sexual de los aspirantes al Ejército, así como de la persecución contra los homosexuales que ya visten el uniforme. Eso anularía, de hecho y de forma instantánea, los efectos de la ley de prohibición. Posteriormente, quizá en el plazo de seis meses será dictada la orden ejecutiva firmada por el propio presidente para el levantamiento formal de la prohibición.Bill Clinton siempre había considerado dejar ese periodo de seis meses para que el secretario de Defensa, Les Aspin, pueda negociar con los mandos del Pentágono y con los líderes del Congreso los aspectos legales precisos de la nueva situación, así como las complicaciones que ello puede crear en la aplicación de las normas de moral y disciplina de las Fuerzas Armadas.

Clinton ha querido hasta el último momento evitar un conflicto con el Pentágono y el Congreso por este asunto, pero también se ha negado a dar marcha atrás en lo que considera un tema de principios en el que está en juego su credibilidad frente al electorado.

El aplazamiento de seis meses en la firma de la orden ejecutiva contribuye a suavizar las cosas, pero no constituye un cambio de posición de la presidencia, pues to que Clinton había contado con esa posibilidad, incluso antes de que tomase posesión de la presidencia. La decisión de Clinton ha sido recibida con manifestaciones de respaldo en San Francisco, la ciudad donde se reúne la principal comunidad homosexual de Estados Unidos. Cientos de homosexuales, muchos de ellos con uniformes mili tares, marcharon en la noche del viernes por la zona de la calle de Castro en apoyo al presidente y por el final de la política de discríminación sexual.

Expulsado y readmitido

Entre los manifestantes se encontraba Keith Meinhold, el soldado de la Armada expulsado por homosexual y readmitido el año pasado tras fallar un juez a su favor. Meinhold declaró que "EE UU votó por el cambio, pero cada vez que el presidente da un paso en esa dirección, una minoría muy poderosa se pone enfrente de él".Parte de esa minoría muy poderosa es un compañero de partido de Clinton, el presidente del comité de Fuerzas Armadas del Senado, Sam Nunn, quien el miércoles por la noche se reunió durante más de dos horas con el presidente para tratar de llegar a un acuerdo sobre este asunto. La reunión acabó sin resultados, aunque Nunn pretende evitar el enfrentamiento radical que organizan los republicanos.

Los medios de comunicación norteamericanos recogían ayer un clima de. irritación entre los parlamentarios demócratas contra el presidente, al que acusan de haber provocado un conflicto muy serio por un asunto de trascendencia menor que, además, aleja el interés del presidente de los temas económicos. El miércoles, al inicio de una reunión de trabajo, un periodista preguntó al presidente si la polémica le estaba distrayendo de los asuntos económicos, a lo que Clinton contestó: "No, Ies está distrayendo a ustedes".

Pese a la voluntad del presidente, el conflicto no está resuelto. El jefe de la minoría republicana en el Senado, Bob Dole, advirtió que la próxima semana se discutirá y probablemente se votará sobre este caso en la Cámara de Representantes, y vaticinó una verdadera tormenta en las relaciones entre la Casa Blanca y el Capitolio.

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